El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció ayer que desarrollarán controles de seguridad más rigurosos para los aeropuertos dentro y fuera de Estados Unidos para extremar las precauciones contra el ébola, pero consideró que las posibilidades de un brote en su país son “extremadamente bajas”.
El mandatario también aseguró que ejercerá “mucha presión” sobre los líderes de algunos “grandes países” que no identificó y que, hasta ahora, “no han tenido la respuesta agresiva que se necesita” para contener la epidemia de ébola en África Occidental.
“Los países que creen que pueden quedarse al margen y dejar que Estados Unidos lo haga, (deben saber que) eso resultará en una respuesta menos eficaz, menos rápida, y eso significa que morirá gente”, advirtió Obama.