Punto aparte
En el actual proceso electoral se ha formulado diversidad de propuestas, pero una que suscitó notoria atracción pública es la de convertir a los mayores de 18 años de edad en accionistas de las empresas estatales.
El mecanismo que se utilizaría para el efecto es distribuir, en este crecido sector poblacional, libretas individuales que acrediten a los receptores su condición de accionistas, teniendo como base de formalidad legal, cada una, el respaldo de 10.000 bolivianos.
Sobre esta base, los beneficiarios inicialmente recibirían mil bolivianos por año, con la perspectiva de que este monto crezca en la medida en que las empresas estatales sean más rentables. Tanto por una mayor competitividad de la que poseen en la actualidad, como por la transparencia en su administración.
En este orden, resulta pertinente advertir que ni competitividad y menos transparencia existe en la mayor empresa fiscal que tiene el país, YPFB (Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos). Desde 2006 no hizo conocer, al menos públicamente, una sola auditoría externa de sus gestiones anuales. Esto le resta transparencia y, en alguna medida, su competitividad queda en la incertidumbre.
“Tuto” Quiroga, al parecer, no lanzó a la deriva el globo de su impactante propuesta. Como matemático profesional que es, dio a conocer los datos numéricos que le sirven de sustento.
En la exposición que hizo al respecto, en la presentación de candidatos presidenciales en el Foro Debate promovido por la Asociación de Periodistas de La Paz y la Fundación Konrad Adenauer, dijo:
“No es un bono más, es una libreta de acción propietaria que se entregará a cada boliviano mayor de 18 años de edad, de las empresas estatales. Esas entidades ahora valen unos 8.000 mil millones de dólares. En el país actualmente hay 5,2 millones de personas mayores de 18 años de edad. Eso significa que a cada persona le tocará 1.500 dólares, es decir unos Bs 10.000. Entonces, cada ciudadano recibirá un ingreso de Bs 1.000 por año, por su condición de accionista. Nosotros le vamos a entregar a cada persona su libreta de accionista inembargable, intransferible, hereditable, de por vida”.
La propuesta electoral de “Tuto” Quiroga tendría, sin embargo, alcances de mayor interés público. Los accionistas podrían organizarse para fiscalizar las operaciones de las empresas estatales. Cuando se tiene tal condición, como en cualquier compañía privada, lo que se busca es obtener la mayor rentabilidad posible, de manera que la utilidad individual crezca en forma paralela. En este caso, que cada vez sea mayor a los 1.000 bolivianos por año.
De ocurrir esto, de hecho se transparentarían las operaciones de las empresas estatales, lo que hasta ahora no ocurre. Y, por la fuerza de las circunstancias, tendrían también que elevar su competitividad, pues es la única vía para incrementar ganancias.
Los otros candidatos opositores tienden igualmente a beneficiar en forma directa a los bolivianos. Samuel Doria Medina ofrece instituir un sistema de protección social universal. Incide en lo mismo Fernando Vargas, al plantear el acceso universal a la salud. En tanto que Juan del Granado ofrece duplicar los presupuestos de salud y educación, que actualmente sólo llegan al 4% y 7%, del total del gasto fiscal.
En general, todas las propuestas de los candidatos opositores son rescatables, pues son realistas, positivas y viables. Postulan, a la vez, que los bolivianos vivan en democracia, cuyos principios permanentes son la libertad, la pluralidad y el estado de derecho.
Hay que pacificar al país, es la primera requisitoria de este tiempo. Con ello, salir del asfixiante partidismo oficialista, que excluye y no utiliza todo el capital humano que tiene Bolivia.
Aunque no hay certeza sobre la durabilidad que vaya a tener la actual coyuntura internacional, la sensatez induce a aprovecharla al máximo. La demanda de materias primas y los precios altos que todavía prevalecen en el mercado mundial, tienen que ser aprovechadas para desarrollar aceleradamente una economía nacional sustentable.
Se alcanza este logro cuando el ingreso nacional no se limita a explotar y exportar riquezas naturales no renovables, sino a optar por su pronta industrialización interna. Pero queda algo más importante aún.
Impulsar el aprovechamiento de las ingentes potencialidades que tienen todas las regiones del país. Desde el Norte al Sur y del Este al Oeste. Hay que abandonar el mal hábito de ir distribuyendo prebendas.
La sabiduría china en este orden es providencial: No hay que dar a los pueblos el pescado, sino los medios para que con su propio esfuerzo satisfagan sus necesidades y crezcan, sin imponerles límites ni condiciones.
Bolivia dio a América Latina el ejemplo de acabar con el colonialismo. Ahora, tiene la posibilidad de demostrar que, actuando en unidad y democracia, puede demostrar que es posible crecer y alcanzar la riqueza social, es decir, sin favoritismo ni desigualdades. Con la única condición de proteger la naturaleza el medio ambiente.
Si entre los opositores existen más coincidencias que diferencias, deberían concertar, en estos pocos días que quedan para las elecciones generales del domingo 12, algún acuerdo que, en última instancia, les permita ir a la doble vuelta electoral y, sobre esta base, crear las condiciones de formar un futuro gobierno de unidad nacional.
O, por lo menos, evitar que el MAS siga teniendo los dos tercios en las cámaras legislativas. Conseguir, en suma, que haya un mayor equilibrio de fuerzas en el parlamento, de manera que éste no siga siendo la fuente del totalitarismo que se impone actualmente en el país.
En última instancia, todo depende del electorado. Si prefiere seguir siendo funcional a un régimen que viola la Constitución, los derechos humanos y vulnera el estado de derecho. U opta por la vigencia de la democracia, que garantiza la libertad individual y colectiva, haciendo que la sociedad boliviana conserve su diversidad social y pluralidad de opinión.
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