Análisis
El analista Carlos Cordero advierte de la influencia que representa la desigualdad con la que los partidos políticos de oposición deben afrontan estas elecciones, en la cual deben competir contra todo el aparato estatal disponible para el Movimiento Al Socialismo (MAS), sin embargo, este mismo hecho puede tornarse en una ventaja por el efecto contraproducente que puede producir “la actitud de menosprecio del oficialismo”, ante la capacidad de análisis que tiene el ciudadano al momento de dar su apoyo a un candidato.
“Hay muchos cometarios injustos contra los candidatos de la oposición, en general, esos señores están haciendo campaña, con su dinero, sin oportunidades ni condiciones de igualdad”, inicia Cordero al ser consultado sobre cuál es su percepción de las campañas electorales, en la recta final hacia las elecciones generales del 12 de octubre.
En un principio, Cordero se refiere a los foro debates organizados por la Asociación de Periodista de La Paz (APLP) al que asistieron los candidatos a la vicepresidencia y presidencia, excepto los del MAS.
Manifiesta que sin ese espacio, esta competencia por el voto ciudadano “sería aún más injusto de lo que todavía es”, en este escenario plural, los candidatos de Unidad Demócrata (UD), el Movimiento Sin Miedo (MSM), del Partido Demócrata Cristiano (PDC) y el Partido Verde de Bolivia (PVB) lograron desarrollar parte de sus propuestas, pero con dos características importantes. Fue el primer evento que los reunió y en el que tuvieron más de diez minutos para exponer sus ideas.
“En cambio, el Gobierno (del MAS), comparado con eso, todos los días tiene por lo menos tres horas de televisión”, sostiene Cordero, que además señala el hecho lamentable de que a la gente le resulte natural, ver a candidatos haciendo proselitismo en los espacios destinados a la entrega de obras, compartiendo el escenario con diputados y ministros.
En contrapartida, el analista afirma que esta relación de acciones, sumadas a las negativas de los candidatos del MAS a asistir los debates, crea una reacción adversa para el partido de Gobierno.
Señala que la gente ha dejado de creer en argumentos falsos, como la falta de propuestas en candidatos opositores y percibe, al contrario, una falta de conocimiento sobre los temas que preocupan al votante y además de la infinidad de acusaciones sobre casos de corrupción u otro tipo de delitos cometidos por autoridades de Gobierno que no pueden ser aclarados por los candidatos.
Esta reacción contraproducente para el MAS, se puede dar, pues señala que el 95 por ciento de los votantes, elige a su candidato guiado por sus emociones “vota por afectividad”, en una señal clara de rechazo o de solidaridad.
Rechazo a las posturas autoritarias o de solidaridad al partido que aparenta debilidad ante las propaganda electorales estatal del MAS.
En este sentido, Cordero observa cómo las mismas autoridades de gobierno son quienes realizan campaña plena, haciendo análisis político, estableciendo posturas, en contra de opositores.
Fue el caso del viceministro de Coordinación con los Movimientos Sociales, Alfredo Rada, y el canciller David Choquehuanca. El primero, en instalaciones de mismo Palacio de Gobierno, empleado medios de comunicación estatales, calificó uno de los como aburrido y anodino; el segundo, fue más allá y bajo el argumento de defender un tema de interés nacional, calificó de antipatriota al candidato del PDC.
Estos fueron los elementos que obligaron a la Iglesia Católica a realizar una advertencia “no está bien que exista un uso abusivo del poder, de los recursos del Estado para hacer la campaña”, recuerda el académico.
Como prueba, Cordero da el ejemplo de los “debates paralelos”; mientras los opositores debatían con la APLP, el presidente Evo Morales y su vicepresidente, Álvaro García, hacían campaña en dos de los canales de “línea masista”, donde los conductores tienen un temario impuesto por colaboradores de los mandatarios.
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