Encontrándose el Libertador en Chuquisaca, se celebró el aniversario de la batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1825. Los festejos se realizaron desde la víspera, amaneciendo la ciudad con el disparo de 21 cañonazos, y ataviada en los balcones con banderas, emblemas, gallardetes y flores; el secretario personal del Mariscal de Ayacucho, José María Rey de Castro declaró:
“Todo cuanto la generosidad y magnificencia del Libertador hallaba en su noble entusiasmo que pudiese contribuir al glorioso recuerdo de este día, para hacerlo clásico e indeleble, todo se puso en movimiento para la grandiosa solemnidad”.
La segunda división del ejército libertador, partícipe de la batalla de Ayacucho, se encontraba en Chuquisaca, junto a sus altos jefes y oficiales.
Se inició el programa de festejos con la visita del Prefecto de Chuquisaca, Gral. Andrés de Santa Cruz, en gran corporación al Gran Mariscal de Ayacucho, saludándolo y después de un corto discurso, condecorándolo con la medalla de oro, decretada por el Congreso Nacional. Fue posteriormente al Palacio del Libertador, expresando el Gral. Santa Cruz, en nombre del pueblo, su júbilo porque se honraba a los padres de la Patria.
El Libertador ciñó al Gran Mariscal de Ayacucho la espada que le había enviado la municipalidad de Lima, dirigiéndole en breves palabras su homenaje al héroe de Ayacucho:
“El General Sucre es el padre de Ayacucho, es el redentor de los hijos del sol, es el que ha roto las cadenas en que envolvió Pizarro al Imperio de los Incas”.
El Libertador había escrito una corta biografía del Gral. Antonio José de Sucre.
Los Libertadores, junto a su comitiva y pueblo en general se dirigieron a la catedral de la ciudad, donde se ofició en honor de ellos el Te Deum de rigor.
Ya en el Palacio de Gobierno, el Mariscal Sucre expuso una reseña de la batalla que nos dio la independencia de España y la libertad de América. El Libertador Simón Bolívar recalcó que el héroe de la jornada era el conductor de la batalla de Ayacucho. El Gral. Santa Cruz como prefecto del departamento, rindió su homenaje, relatando pormenores de la inmortal batalla.
El Dr. Casimiro Olañeta, en representación de la Corte Suprema de Justicia, enalteció la batalla de Ayacucho, expresando su gran admiración a los padres de la Patria. Los representantes de las corporaciones y el pueblo en general se dieron abrazos, felicitando a los libertadores y sobre todo al Gran Mariscal.
En la tarde, el Libertador ofreció al Gran Mariscal de Ayacucho un banquete seguido de un baile, donde se dio cita lo más granado de la sociedad chuquisaqueña y la delegación plenipotenciaria argentina, brindándose en honor de la inmortal batalla.
Paralelamente, en la plaza principal se había dispuesto un banquete popular, donde el pueblo expresaba su júbilo por el aniversario… Los batallones colombianos: Rifles, Vargas, Vencedores y Húsares, como homenaje al aniversario dispusieron destinar a la Casa de Huérfanos, y al Colegio de Educandas de Chuquisaca, un mil quinientos pesos que la Municipalidad de Arequipa les había obsequiado por el aniversario.
El baile no cesó hasta altas horas de la noche, como digno homenaje de las damas chuquisaqueñas.
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