Ante una nueva etapa histórica

Cualquiera fuese el resultado de las elecciones nacionales de este domingo, los vencedores del evento enfrentarán enormes retos tanto internos como externos, entre ellos la situación económica y la cuestión marítima, que se han colocado entre los primeros puntos de la agenda de los grandes asuntos nacionales.

Lo más probable del plebiscito será la victoria del candidato relacionado con el principal partido que ocupa el nuestro escenario político, aunque ello posiblemente no significará un suceso espectacular, tampoco la posibilidad de que se tenga que resolver el pleito en una segunda vuelta. En su conjunto ese nuevo panorama podría determinar la necesidad de que el acontecer del país tenga que ser objeto de un golpe de timón.

Los problemas que hoy se enfrenta y se pusieron al desnudo durante la campaña electoral, son numerosos y de inmediata atención. El primero, naturalmente, es el económico que tiene facetas cada vez más acuciantes. Entre estos aspectos está el referido a la continua tendencia de la caída de los precios de las materias primas en el mercado internacional, fenómeno que podría tener caracteres notables para el funcionamiento de las actividades de la producción minera. Al mismo tiempo, un derrumbe de las cotizaciones del petróleo podría determinar modificaciones sustanciales para los ingresos del Estado, en particular en lo que se refiere a las exportaciones de gas a Brasil y Argentina.

Los altos precios de las materias primas durante los últimos seis años no han dejado de ser una verdadera tabla de salvación para el país, ya que le ha permitido considerables ingresos con los que ha podido financiar costosas obras que han sido estrenadas en últimos meses. Sin esos ingresos tan extraordinarios y que nunca conoció el país de manera tan prolongada, es posible considerar que hubiese sido imposible conocer la etapa de bonanza que experimenta el Estado en el presente.

Pero además de enfrentar ese aspecto específico, se deberá encarar otros problemas de magnitud, como el referido a la cuestión de la seguridad alimentaria, ya que la agricultura no está produciendo lo suficiente para abastecer los mercados de consumo, detalle que está obligando al Gobierno a hacer grandes importaciones de alimentos, aparte de la introducción por contrabando de una serie de productos que hacen competencia desleal a la producción nacional.

Por si fuera poco, el nuevo Gobierno deberá también enfrentar la cuestión del cultivo de coca, el mismo que, pese a que está siendo combatido con relativa eficacia, no deja de ser tema de palpitante actualidad. Así mismo, la producción de esta materia prima origina el problema de la producción y tráfico de la droga, asuntos que tendrá que tener en cuenta cualquier vencedor de la elección.

Otros problemas que deberá enfrentar el ganador presidencial es el referido a la seguridad jurídica tanto para la minería y la agricultura, presentándose la obligación de poner fin al asalto de propiedades en producción y, en general, el desconocimiento de la propiedad privada con fines colectivistas y anuncios de ir aplicando el socialismo del Siglo XXI. La reforma judicial es otro gran reto.

Son numerosos los asuntos que encara el país para la próxima gestión. Ya no se trata, pues, de qué partido ganará la ronda electoral, sino cómo se solucionará los grandes problemas que enfrenta el Estado.