Parte 1.
José E. Pradel B.
A inicios del siglo XX, el Imperio del Japón y la República de China convergieron como grandes po-tencias asiáticas, ya que se encontraban en un constante crecimiento industrial e im-perialista, también se hallaban en una incesante modernización política y occi-dentalización. De esta manera, la política exterior de Bolivia, concibió que el Japón y China serían los grandes actores geoes-tratégicos del Pacífico, es en ese sentido, que en 1908, se produjo el primer acerca-miento diplomático con Japón gestionado por Bolivia, sobre ello escribió el célebre escritor Eduardo Diez de Medina: “cuan-do fuí nombrado Encargado de Negocios y Cónsul General en el Japón (1908, J. P.), se me instruyó para que no presentara la Carta Credencial mientras no se firmara un Tratado de Amistad con el Imperio, inicié gestiones con Eki Hioki, Ministro del Japón en Chile” 1.
De esta manera, se produjeron las nego-ciaciones para suscribir dicho Instrumento Internacional, pero los trámites debieron ser largos, porque Eki Hioki remitía por correo a su gobierno el texto del Proyecto y contraproyecto en discusión.
Cabe señalar que el 27 de junio de 1913, mientras se gestionaba el Tratado, el Go-bierno de Bolivia envió las Letras Paten-tes que acreditaban a F. Fachtmann y F. Gensen, como Cónsules en las ciudades de Yokohama y Kobe, pero con el transcurso del tiempo fueron devueltas por el repre-sentante del Imperio, porque dicha nación solo aceptaría los nombramientos después que el Tratado de Amistad y Comercio fuera suscrito. Sobre las negociaciones para determinar los términos del Instru-mento Internacional gestionado entre am-bos Estados, es necesario mencionar, que el Convenio Comercial, firmado entre Bolivia y Gran Bretaña, en La Paz el 1º de agosto de 1911, fue utilizado como base y modelo. Es en ese sentido, que hasta el 5 de septiembre de 1913, se gestionaron dos proyectos de Convenio.
Posteriormente, en La Paz el 13 de abril de 1914 equivalente al día 13 del cuarto mes del tercer año de Jaisho, se concluyó y suscribió por J. Cupertino Arteaga, Mi-nistro de Relaciones Exteriores y Eki Hioki, E. E. y Plenipotenciario en Chile, el Tratado de Comercio, asentado en el deseo de establecer sobre la base duradera y firme relaciones de Amistad y Comercio.
Dicho Instrumento está constituido por catorce artículos, entre los más importan-tes podemos mencionar: “(Artículo I)… Habrá solida y perpetua paz y amistad entre la República de Bolivia y el Imperio del Japón y sus respectivos súbditos y ciudadanos… (Artículo V)… Habrá reci-proca libertad de comercio entre los terri-torios de las dos Altas Partes Contra-tantes…” 2. Aprobado por el Gobierno de Bolivia, el 4 de noviembre de 1914 y rati-ficado mediante Ley del 14 de julio de 1915. Canjeado en Santiago de Chile, el 15 de marzo de 1916 equivalente al día 15 del tercer mes del quinto año de Jaisho.
Después de un tiempo, en 1918 el go-bierno del Dr. José Gutiérrez Guerra, envió la primera misión permanente al Japón a cargo del Dr. Víctor Muñoz Reyes, sobre este personaje es necesario indicar, que nació en La Paz, “el 18 de septiembre de 1879” 3. Desde joven fue un destacado intelectual, dedicándose en estudios cien-tíficos. El 10 de mayo de 1906, trabajó como Secretario de la Comisión Demarca-dora de Límites con Chile, actividad que le permitió su proyección como diplomático, más aún con el nombramiento de E. E. y Ministro Plenipotenciario de Bolivia ante el Gobierno del Japón, el 31 de enero de 1918. Consecutivamente, la cancillería boliviana le instruyó: “los éxitos trascen-dentales del Japón en su guerra con China primero, por la cuestión de Corea, y con Rusia después, por la Manchuria y por la hegemonía política en el Oriente, así como su privilegiada situación en la actual guerra, han colocado a ese imperio en condiciones de jugar papel preponde-rante en la política mundial y específica-mente, en la del Pacífico.
Por otra parte, las bien cimentadas instituciones y el ejército modelo del Im-perio, merecen ser conocidos e imitados. El señor Ministro sabe, que la República de Chile ha contratado últimamente fuer-tes cantidades de armamento y municio-nes en el Japón, que hace tiempo, median-te una política previsora, tiene constituida una misión de primera clase en Tokio, entre cuyo personal inferior figuran adic-tos militares y navales, que han de haber hecho, seguramente, un estudio completo, no solo del ejército japonés y de su admi-rable organización, sino también de las industrias militares que tienen su princi-pal aplicación en la guerra…
Compuesta como se halla nuestra Mi-sión por su personal completo, en el que figura un agregado militar, los informes que usted eleve al Ministerio de Relacio-nes Exteriores, independientemente de los que directamente sean pasados por el Ma-yor González al de la Guerra, deberán versar no sólo sobre cuestiones de índole militar, sino también con cuanto se rela-cione con la industria, el comercio y la agricultura, en cuanto pueden ser útiles y aplicables a nuestro país. Ambos países se hallan vinculados por el Tratado de Paz y Comercio de 13 de abril de 1914... Que es un buen antecedente para la conclusión de otras convenciones destinadas a multipli-car las facilidades acordadas en un país a las personas o artículos provenientes del otro” 4. De esta manera, Muñoz presentó un modelo de ‘Convenio Postal’.
Consecutivamente, a fines del mes de marzo Víctor Muñoz Reyes, acompañado por su esposa, sus ocho hijos y el personal de la misión compuesto por su Secretario Jorge Valdés y el adjunto militar Fausto González, partieron de La Paz, hacia Arica. En dicho puerto se embarcaron hacia Nueva Orleans, cruzando el Canal de Panamá y el mar del Caribe. Subsiguientemente, atravesaron los Estados Unidos, hasta llegar al puerto de San Francisco, donde toda la misión diplomática boliviana se embarcó en el transpacífico “Siberia Maru”, rumbo al puerto de Yokahoma, al cual llegaron el 17 de mayo, tres días después de un largo recorrido ingresaron a la capital imperial de Tokio.
En dicha capital Muñoz, presentó su Carta Credencial el 13 de junio de 1918, sobre este hecho histórico escribió: “Después de un corto descanso en el salón de espera, fui conducido por el Gran Maestro de la casa de S. M. el Emperador y conjuntamente con el personal de la Legación, ante S. M. Imperial que esperaba en el salón llamado Phoenix en Compañía del Ministro de la Casa Imperial y de otro maestro de ceremonias que debía hacer las funciones de interprete. El Ministro de Relaciones Exteriores se hallaba también presente. S. M. vestía uniforme militar y sus acompañantes se encontraban de casaca diplomática.
Ya ante S. M. y previas las formalidades usuales, dí lectura al discurso correspondiente que fue vertido del francés al japonés… S. M. el Emperador contestó el discurso en japonés, discurso que fue también traducido por el intérprete de la casa imperial. En seguida tuvo lugar una corta conversación en voz baja con intervención del intérprete y la presentación del personal de la legación.
Llenadas así las formalidades protocolares ante el Emperador, fui conducido al salón Paulowna donde se encontraba la Emperatriz…. Presentado el personal y después de una corta conversación en el tono de voz impuesto por la cortesía japonesa, abandoné el salón para volver, después, con el mismo ceremonial al domicilio de la legación, aunque esta vez recibiendo los respectivos honores militares…” 5.
Seguidamente, tras desempeñar un arduo trabajo, Muñoz fue nombrado jefe del cuerpo Consular de Bolivia en el continente asiático, es decir organizó y estableció la creación de Consulados en las ciudades de Yokohama, Osaka, Kobe y Tokio.
Sin embargo, el diplomático boliviano también conoció a otros representantes de otras naciones, es en ese sentido que el Ministro de China en Japón, Chang Tsung Usiang, propuso a Muñoz Reyes, la suscripción de un Instrumento Internacional entre Bolivia y China, como un mecanismo preliminar también para entablar relaciones más cercanas y sinceras. Es necesario mencionar, que el Tratado de Amistad, firmado entre China y Suiza, fue utilizado como base y modelo. Por otro lado, el Gobierno Boliviano el 2 de agosto de 1919 cablegrafió autorizándole a viajar a Pekín para suscribir dicho Tratado de Amistad. Sin embargo, el Instrumento Internacional fue suscrito en Tokio entre Muñoz Reyes y el diplomático chino Tchuankigko, el 3 de diciembre de 1919.
Este Tratado está constituido por cinco artículos, en síntesis podemos mencionar que “establece paz perpetua y amistad inalterable entre los territorios y ciudadanos de Bolivia y China; el derecho de los Gobiernos de ambos países de nombrar Agentes Diplomáticos Cónsules Generales, Cónsules… derechos, privilegios, favores, inmunidades y exenciones que se acuerdan a dichos diplomáticos o agentes consulares…” 6. Aprobado por el Gobierno de Bolivia, el 4 de abril de 1921 y ratificado mediante Ley del 3 de mayo de 1921. Canjeado en Santiago de Chile, el 17 de diciembre de 1924.
Posteriormente, Muñoz viajó acompañado por su Secretario Valdés a China. De Tokio pasó a Nagasaki y se embarcó hacia Corea. Tras estar en Seúl, se dirigió a Manchuria y luego recorrió el norte de China, hasta llegar a Pekín, donde fue recibido por personeros de la Cancillería. Luego viajó hasta Shanghái, donde partió de regreso hacia Tokio.
A su retorno a dicha capital Muñoz, estableció un consulado en Hong–Kong y en la ciudad de Samarang situado en las Indias Orientales Holandesas (hoy Indonesia).
Por otro lado, es necesario mencionar que al llegar Muñoz al Japón, nuestro país era totalmente desconocido, es en ese sentido que emprendió una destacada tarea de difusión mediante el uso de prensa escrita, publicando datos generales de Bolivia; su historia política y económica, en los periódicos: “Japan Advertiser”, “Yokohama Boeki Shumbum”, “Japan Gazette”, Jifi Shumbum” y en revistas como “Revista Japonesa de la América Latina”.
En el campo diplomático Muñoz Reyes, apoyado por la Cancillería Boliviana, envió una nota al canciller japonés explicándole el problema marítimo boliviano, en mayo de 1919.
Sin embargo, dicha misión estuvo a punto de cancelarse a fines de 1919, debido a que las Cámaras Congresales consideraban dicha misión como un gasto superfluo. En ese sentido, esta misión presidida por Muñoz, duró hasta julio de 1920, cuando concluyó la era liberal en Bolivia.
Por otro lado, el My. González, envió detallados informes sobre el ejército japonés, en el cual sirvió por seis meses, siendo adiestrado en un regimiento de artillería.
Al finalizar su misión, el diplomático boliviano y su familia se sostuvieron por cuenta propia hasta septiembre, consecutivamente se dirigieron al puerto de Yokohama, donde fueron embarcados hacia los Estados Unidos, luego tomaron rumbo al Puerto de Arica, del cual se dirigieron a La Paz.
Sobre la importancia de esta misión diplomática es necesario mencionar, que la política exterior boliviana a inicios del siglo XX logró un acercamiento con el Imperio del Japón y la República de China. Además, fue conformado un cuerpo consular en el continente asiático y también se difundió por medios impresos lo que era Bolivia.
Finalmente, en necesario mencionar que Víctor Muñoz Reyes, fue nombrado muchos años después Ministerio Relaciones Exteriores y Culto, en 1927. Luego fundó la Academia Boliviana de la Lengua. En el campo intelectual publicó las obras: “Apuntes sobre la mina Pulacayo. Boletín de Minas, Industria y Construcciones”, 1890; “El Laudo Arbitral Argentino”, 1909 y el “Aspecto Físico General de Bolivia”. En Bolivia en el Primer Centenario de su Independencia, 1925.
Falleció en La Paz, el 3 de noviembre de 1937.
Continuará...
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