El yacimiento de hierro del Mutún es un problema y una esperanza de muchas décadas; se dijo, varias veces, que El Mutún, conjuntamente los yacimientos de Changolla, producirían hierro por muchos decenios. Se intentó en diferentes oportunidades licitar y convocar a grandes inversionistas para la explotación del Mutún sin ningún resultado porque todos los gobiernos “vieron de soslayo” el caso y lo abandonaron.
Los contratos con la empresa hindú Jindal pudieron completarse si se cumplían ampliamente, especialmente en dos aspectos: la entrega oportuna de predios prometidos para las obras de infraestructura y, lo más importante y decisivo, la entrega diaria de 10 millones de metros cúbicos de gas para que funcionen los hornos y haya una producción abundante y sostenida.
Fracasado todo con la Jindal, quedó la Empresa Nacional del Mutún, a cargo de COMIBOL que tampoco puede hacer nada por falta de gas. A todo ello se añade la exigencia de Jindal para el pago de 22 millones de dólares por las boletas de garantía ya cobradas y, además, posibles montos de indemnización; en otras palabras, “sobre mojado, llovido”, hay consecuencias que podrían ser graves para el país.
El Mutún no debe ser abandonado por ninguna razón; es preciso convocar a propuestas y conseguir quien pueda hacerse cargo tanto de las instalaciones que dejó la Jindal como de la ampliación y puesta en funcionamiento de las fundiciones. Por supuesto, habrá que asegurar la provisión de gas; pero…
Hemos preferido, en contra de los preceptos constitucionales, vender gas al Brasil y a la Argentina sin tomar en cuenta que el país requería del energético. Ahora, y mientras no se descubra nuevos yacimientos gasíferos – que demandará mucho tiempo – vivimos pendientes de que terminen los contratos con los países vecinos para recién disponer del gas precisado para la atención interna y, sobre todo, para que el Mutún funcione.
De todos modos, ¿qué se está haciendo para no abandonar totalmente el Mutún? Y, además, ¿cuál es la realidad con la Jindal tanto por el pago de las boletas de garantía como por otras exigencias que tendría en trámite ante un tribunal arbitral? El caso, pues, es delicado y sólo con callar indefinidamente, nada se consigue; al contrario, se da pábulo a comentarios y suposiciones de todo género.
Entretanto, seguimos desarrollando obras que precisan hierro y lo importamos de otros países atenidos a que se tiene dinero; pero esta realidad encarece las obras y nos obliga a pagar mucho por no tener lo propio. Es grave responsabilidad del gobierno que dejará una especie de lastre al régimen que se haga cargo de la administración del Estado en enero próximo.
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