La búsqueda de una convivencia armoniosa, que signifique paz y cooperación mutua, ha sido la constante de todos los que constituyen la comunidad de las naciones latinoamericanas. Un esfuerzo que no contempla fronteras, culturas ni idiomas, debido que es de interés común.
El objetivo que animó este propósito, fue el de profundizar los proyectos tendentes a generar integración, en un contexto exento de rencillas o rivalidades, que permitan el reencuentro fraterno y proficuo de los países latinoamericanos, con miras a construir un futuro más llevadero.
Esta inquietud se halla reflejada en los discursos y postulados que propugnaron, en conclaves y coloquios, los organismos internacionales de la región, que, con una actitud digna de ponderación, se apartaron de sus diferencias político - ideológicas.
Pero este sueño siempre anhelado no será posible si problemas tan enraizados, en el tiempo y espacio, que distancian y enemistan a pueblos vecinos, como los relativos a Bolivia y Chile, siquiera son solucionados en el marco de la justicia, de la equidad y la tolerancia.
Bolivia, dicho sea de paso, no busca la generosidad de Chile para acabar con su centenario enclaustramiento, sino que exige, en consonancia con el Derecho y el consiguiente respaldo de países amigos, la restitución de su salida libre, útil y soberana, al Pacífico.
“Quedaría por considerar la posible presión de los Estados Unidos que, por si solos, constituyen un verdadero poderoso bloque regional, el de América del Norte. Esta potencia imperialista, si bien ha expresado opiniones alentadoras para Bolivia, por boca de algunos de sus mandatarios, como Roosevelt y Truman, no creo que se incline por ejercer su influencia diplomática para constreñir a Chile y al Perú, a un arreglo con Bolivia”, señaló en la Escuela de Altos Estudios Militares, el 29 de febrero de 1967, el jefe falangista Mario R. Gutiérrez (Mario R. Gutiérrez Gutiérrez: “El jefe de Falange Socialista Boliviana enfoca la cuestión marítima Boliviana”, 1973, pág. 109).
Desde las palabras vertidas por aquel político han transcurrido aproximadamente 40 años. Y posiblemente ahora estamos atravesando una situación similar, en este tema, como consecuencia de la ruptura en las relaciones diplomáticas boliviano - estadounidenses. Por lo visto convendría, de cara al futuro y pensando, básicamente, en lograr un veredicto favorable en los estrados de la Corte Internacional de Justicia con sede en La Haya, desideologizar nuestras relaciones internacionales. Y que las inquietudes del ex canciller de la Republica, Mario R. Gutiérrez Gutiérrez, nos llame a la reflexión, para seguir avanzando por el camino de la recuperación marítima, determinada con el apoyo nacional, a partir de abril de 2014.
Bolivia espera que se haga efectivo, y de una buena vez, el ofrecimiento que hicieron sus autoridades nacionales, en el pasado mediato, de reponer su acceso al Pacifico, sin trabas de alguna índole.
En suma: si de veras buscamos una verdadera integración regional, saldemos la histórica deuda con Bolivia, devolviéndole su soberanía sobre el Pacífico.
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