El 9 de octubre se dio la presentación de un trabajo de investigación muy valioso, efectuado por un destacado grupo de economistas vinculados a la Fundación Milenio, el tema: ¿Dónde está la plata? Seis investigadores, con una visión de conjunto presentada por uno de nuestros gurúes: Juan Antonio Morales, desmenuzaron la forma en que los recursos generados por la venta de nuestras materias primas, se traducen en ciclos que se repiten a lo largo de nuestra historia económica.
Como nos recuerda Roberto Laserna: ¿Dónde está la plata? “Es la pregunta que sacude nuestros mitos más profundos y nuestros más grandes temores”.
En esta oportunidad me referiré simplemente al objeto del título de esta nota.
Como bien lo demuestra Enrique Araníbar, con su ensayo “La deuda externa y los desembolsos en Bolivia entre 1998 y 2013”, para no ir demasiado lejos, toma dos ciclos previos, la experiencia en la década de 1920 y el segundo en los años 70, hay una clara correlación entre ingresos extraordinarios del Estado por exportación de materias primas y los periodos de endeudamiento.
La década de 1920 tuvo un cambio en nuestra economía, pasamos de exportar plata, la famosa riqueza del cerro rico de Potosí, a exportar estaño, debido al alza de precios de esta metal, que se eleva desde 23.8 cts. de US$/lb fina hasta un pico en 1926 de 65,0 cts. de US$/lb fina, lo cual originó una dependencia del estaño, que en la década señalada significó en promedio el 73% de las exportaciones del país. En ese mismo periodo el saldo de la deuda externa creció de 5 millones de dólares en 1920 a 63,3 millones en 1930. ¿En que fue usada?, “no se empleó en la ampliación de la capacidad productiva exportable, que hubiera permitido cumplir con el servicio de la deuda y tampoco fue utilizada para impulsar un proceso que modifique el perfil exportador de la economía boliviana”.
En la década de los 70, “nuevamente tuvo un papel importante el estaño con un considerable incremento hasta 1980”. Su precio se elevó de US$ 1,68 la libra fina en 1970 y alcanzó un pico de US$ 7,61 en 1980. Nos informa Araníbar: “el contexto internacional favorable nuevamente impulsó un ciclo de endeudamiento externo, recurriéndose incluso a acreedores privados, algo que no sucedía desde la Gran Depresión. El incremento fue constante, siendo el saldo de la deuda externa en 1970 de US$ 522,2 millones, alcanzando a US$ 2.652,8 millones en 1981”.
Esos dos periodos son muy similares a lo que acontece en el periodo reciente. “A fines de la década de 1980, después de la denominada crisis de deuda, los niveles de endeudamiento del país se incrementaron a niveles preocupantes en los 90. Para hacer la historia corta. Después de un corto periodo en que el saldo de la deuda cayó de US$ 5.142,2 millones de dólares el 2003 a US$ 2.207,7 millones el 2007, asociado a la bonanza que se inició el 2008, la deuda se incrementa de manera consistente hasta alcanzar 5.261,9 millones el 2013. Lo inconsistente de este último periodo fue que los ingresos nacionales alcanzaron niveles altísimos como nunca antes y sin embargo de esa situación entre otras, se contrae una deuda privada de US$ 1.000 millones colocados en bonos soberanos a tasas de interés que cuando menos doblan la tasa de los créditos otorgados por mecanismos multilaterales.
El conjunto de los otros trabajos contribuyen a dar algunas respuestas a la pregunta que lleva el título de la obra: ¿Dónde está la plata?
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