Laura M. López Murillo
“La escritura es quizás el mayor de los inventos humanos, un invento que une personas, ciudadanos de épocas distantes, que nunca se conocieron entre sí. Los libros rompen las ataduras del tiempo, y demuestran que el hombre puede hacer cosas mágicas”.- Carl Sagan.
En algún lugar etéreo se condensan las ideas que han acompañado a los hombres desde el inicio de los tiempos y en una prodigiosa sublimación, todos los temores y los afanes, las angustias y las certezas legendarias se inmortalizaron por la consistencia de las palabras…
La imperiosa necesidad de registrar los esfuerzos y los logros es el móvil primigenio en todas las revoluciones de la comunicación. Hoy, gracias a los avances en la tecnología, José Saramago compartió la última de sus inquietudes con los asistentes a la presentación del libro “Alabardas, Alabardas! Espingardas, Espingardas!”. El primero de octubre y durante seis minutos, su bonhomía impregnó el ambiente en el Teatro Nacional de Lisboa y eludiendo la esquiva frontera del olvido, Saramago cuestiona y desasosiega una vez más a sus lectores: “Se hace todo lo que se puede contra la droga, pero, ¿qué se hace contra el tráfico de armas? Nada. Al igual que Dios, los ejércitos tampoco son de fiar”.
En esta novela póstuma Saramago crítica a la industria armamentista y a la beligerancia nacionalista como insumo en la economía bélica y desde el título revela su vocación para la ironía: ¡Alabardas! ¡Alabardas!/¡Espingardas! ¡Espingardas! son los versos de la arenga patriótica “Exhortación a la guerra” escrita por el poeta Gil Vicente en Portugal en 1513 donde exalta el ánimo de los cristianos en una expedición contra los moros.
Curiosamente, el detonante de esta novela es una bomba que no explotó. Durante la Guerra Civil Española las fuerzas franquistas lanzaron una bomba contra el Frente Popular en Extremadura pero la bomba cayó sin explotar por los artificios del sabotaje. En su interior encontraron un papel con el mensaje: “Esta bomba no reventará”. Con las contradicciones entre la industria de la guerra y el activismo cívico por la paz, Saramago desasosiega y desafía a los habitantes de la aldea global con la remota posibilidad de reconstruir un mundo más humano.
En la presentación del libro, Baltazar Garzón declaró que “se forman guerras para promover el armamento” y exhibió la incoherencia en los países productores de armas que predican el humanismo. La novela “Alabardas!” se publica con las notas de José Saramago y está ilustrada por Günter Grass. Y justamente ahora, cuando el fundamentalismo nacionalista polariza al mundo en una nueva exhortación a la guerra, es menester despabilarnos. El desasosiego, como atributo y prioridad de los seres humanos es el legado de Saramago que trasciende las fronteras esquivas del tiempo, y una vez más, sus reclamos y sus afanes, sus críticas y sus certezas se inmortalizan por la consistencia de sus palabras…
Fuentes:
- Clarín. Vuelve Saramago con un alegato contra las armas, 5 de octubre de 2014.
- EFE. Presentan mensaje antibélico de Saramago, 5 de octubre de 2014.
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