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Las materias primas y los commodities siempre están en alza y baja. No nos extrañemos: el precio del petróleo estuvo en USD 25 el barril (2002), llegó a USD 140 (2009) y ahora está en casi USD 85.
Es el juego del mercado atizado por grandes key-players de la industria petrolera mundial.
Síntoma de que la reducción de precio está afectando a América Latina es que Venezuela importará petróleo para reducir costes internos de su estatal petrolera: 2 millones de barriles desde Argelia para diluir el crudo extra pesado venezolano (producido en la Faja Petrolífera en la región del Orinoco), la principal zona productora de crudo, reemplazando la costosa nafta.
La producción de petróleo de Venezuela (que posee la mayor reserva petrolera mundial) estuvo cayendo. Su principal comprador es Estados Unidos.
La reducción del precio también afectará la industria shale o fracking en Estados Unidos. Shale es la forma no convencional de extracción de hidrocarburos, es rentable si el precio del crudo es elevado.
Estados Unidos está en pleno crecimiento en inversiones en fracking, dejando de ser meros importadores para dar el paso a ser exportadores.
Algunos analistas indican que hay interés de algunos miembros de OPEP (Organización de Países Exportadores de Crudo) para reducir el precio del barril y hacer –de momento- no rentable al shale.
Por primera vez el régimen de Venezuela “coincidirá” con Estados Unidos pidiendo evitar la reducción del precio de barril porque significa menos fracking para Estados Unidos y obviamente menos ingresos para Venezuela.
Si el barril baja a menos de USD 70 producir petróleo desde el shale sería muy costoso. El índice Brent está debajo de USD 88 (primera vez desde 2010). Estaba en USD 115 en junio.
La OPEP se reunirá el 27/11 en Viena para determinar nuevas políticas para 2015, pero en tanto eso ocurra el mercado seguirá operando como tiene que hacerlo: con bajas y subidas.
Arabia Saudita, de todas formas, con costos de producción muy pequeños comparativamente con Venezuela o Estados Unidos estará en ventaja inclusive en esta baja del precio. Arabia tiene el 33% del share de producción de petróleo del cártel OPEP (más o menos 9,7 millones de barriles diarios). ¿Se imaginan un país que produce 9.7 millones de barriles al día? Allí está sustentada la riqueza…
La baja del precio motivaría, por razones de costo, a que los miembros de OPEP reduzcan producción.
Ojo que de desarrollarse a plenitud la industria shale, Estados Unidos podría ponerse al frente de la producción mundial de petróleo, mucho más que Arabia; quizá por ello es que no le moleste a Arabia reducir precios de manera de evitar -por cierto tiempo- que Estados Unidos asuma el liderazgo de la producción mundial de petróleo.
Venezuela pidió reducción de producción para volver a impulsar hacia arriba los precios (retornar a USD 100 el barril, por lo menos); sin embargo Arabia no ha reaccionado.
Arabia puede darse el lujo, sin perjudicar su economía ni su crecimiento, de producir tanto petróleo, ponerlo en el mercado y bajar el precio y mantenerlo en una banda (USD 80-90) hasta por dos años, tiempo suficiente para perjudicar el crecimiento de la industria del shale y obviamente ¡perforar economías como la venezolana o la boliviana! Aunque Bolivia es un pequeño país no-petrolero, pero sí productor de gas, ¡su economía se vería afectada! No vamos a ingresar en analizar de cuánto sería el perjuicio a la economía, pero ciertamente sí habrá.
Desde septiembre -según se conoce- Arabia elevó producción de crudo en más de 100.000 barriles por día (bpd) para mantener su liderazgo en el share-market de producción de OPEP.
El autor es consultor del sector privado.
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