La Paz, ciudad-capital del departamento, se ha constituido en cuna de heroicas jornadas cívicas y revolucionarias, pero también es el hogar bendito donde paceños y compatriotas venidos de otras regiones de la Patria se unen para encontrar el camino que permita a Bolivia el destino de ser económicamente fuerte, socialmente justa y políticamente soberana, con trabajo y no con subliminales propuestas políticas desactualizadas.
En este jirón de la Patria Chica, Pedro Domingo Murillo al pie del cadalso que cortó sus últimos hálitos de vida, lanzó su vibrante mensaje para alcanzar no sólo nuestra independencia, sino también la de muchas otras naciones del continente: “Yo muero, pero la tea que dejo encendida, nadie la apagará, ¡Viva la Libertad!”. Murillo seguirá siendo el egregio mestizo que desafió el abuso colonial, pese a gratuitos detractores que desconocen la historia y que aparecen ahora, para opacar su lucha libertaria.
En octubre de 1548, el intrépido capitán del ejército español Alonso de Mendoza, con una clara visión de futuro, hizo de Chuquiago-Marca una ciudad a las faldas del majestuoso Illimani y que en esos años sería ciudad intermedia entre el Cusco, La Plata y Potosí.
Bajo el hálito protector de lograr pacificar diferencias entre los ejércitos realistas, don Pedro de la Gasca recogió el encargo del rey Carlos V para imprimir en el escudo de la nueva ciudad una leyenda que traduce paz y fraternidad para vivir un mañana mejor: “Los discordes en concordia en paz y amor se juntaron y pueblo de paz fundaron para perpetua memoria”.
Hubo héroes independentistas y varones ilustres que moldearon el carácter del paceño hasta forjar superiores acciones sobre el destino que corresponde a nuestra ciudad, a nuestro departamento y a la Patria. Ahí están Vicente Pasos Kanqui, Emeterio Villamil de Rada, Simona Josefa Manzaneda, Vicenta Juaristi Eguino, Urzula Goizueta, Agustín Aspiazu, Nicolás Acosta, Abel Iturralde, Franz Tamayo, Fernando Diez de Medina y al conjuro de esas fuerzas espirituales, morales y cívicas, el patricio paceño Jorge Carrasco Villalobos fundó el Comité Cívico PRO LA PAZ. Esta vanguardia del Civismo Paceño tuvo la capacidad de reunir las energías dispersas de nuestro entorno ciudadano para reclamar al Estado el desarrollo del Alto Beni, del Norte Paceño y la atención a las abandonadas sub-regiones del Altiplano y de sus comunidades. Lamentablemente, mezquinos intereses de grupos y personas motivaron su desaparición.
NO AHORA, sino en Abril de 1952, después de tres días de combate con las fuerzas de la oligarquía, el pueblo paceño logró liquidar las desigualdades sociales y raciales impuestas por el colonialismo al otorgar iguales derechos y ciudadanía a los pueblos indígena-campesinos de todo el país y dignificar a la mujer boliviana otorgándole la ciudadanía que hasta ese entonces le había sido negada.
Por la recuperación de las libertades y la instauración de la democracia, durante las dictaduras militares, la juventud estudiosa de San Andrés se volcaba a las calles de la ciudad con el grito: “Universitarios, ¿qué queremos? Un gobierno civil, los militares al cuartel”. El 10 de octubre de 1982, el Dr. Hernán Siles Zuazo asumió la Presidencia para dar paso a la democracia.
La ciudad de La Paz, pese a ser sede de los poderes Legislativo y Ejecutivo, nunca demandó ventajas ni privilegios a los gobiernos de turno que con frecuencia fueron indiferentes al desarrollo del departamento y lo que tiene, se debe únicamente al trabajo y sacrificio de sus hijos.
Sin muestra de halago alguno o búsqueda de intereses subalternos que no los necesitamos, es de justicia reconocer que desde la gestión del alcalde Juan del Granado, nuestra ciudad dejó de ser aldea grande para transformarse en ciudad moderna y sanear la finanzas municipales, herencia que felizmente ha sido recogida por el actual alcalde Luis Revilla, quien junto al Concejo Municipal, se estima, seguirán trabajando en armonía y entendimiento para que la ciudad de La Paz siga la ruta progresista, forjando mejores urbanizaciones, incentivando emprendimientos industriales y comerciales para multiplicar fuentes de empleo. Que la incorporación del Desarrollo Humano parta desde la educación básica para una convivencia civilizada y de respeto en la vecindad, en la familia, así como el respeto a la naturaleza y al medio ambiente.
Por amor a la Patria, por el afecto a la tierra donde se ha nacido, por la fuerza del trabajo y la plena vigencia de las libertades ciudadanas por las cuales se ha luchado sin desmayo, la ciudad de La Paz debe seguir siendo Cabeza de la nación.
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