Represa de Musicuni para las “calendas griegas”

El Proyecto Múltiple Misicuni data de varias décadas. En principio, se dijo que las obras serían construidas en un total de 24 meses; se informó haberse conseguido los créditos necesarios y que “las condiciones para realizar las obras están dadas”; en fin, se han hecho muchas declaraciones al respecto y, además, de vez en cuando “se inauguraron” las obras que poco o nada avanzaron.

Hasta ahora hay algunos avances, dado el tiempo transcurrido, y estarían bajo la responsabilidad de dos empresas, una mexicana y otra china; pero, según las últimas informaciones, se calcula que “todo se concluirá hasta fines del año 2015”.

El caso es patético y ha servido para que muchos gobiernos “hagan vivir ilusiones” al departamento de Cochabamba. Entre los proyectos no sólo está la captación de agua para Cochabamba sino la construcción de una gran represa hidroeléctrica. Lo que se diga en relación a este proyecto parece estar destinado al amplio camino de las simples declaraciones y promesas.

Las inversiones realizadas, los contratos que se han vencido, las empresas o personas contratadas para la realización de las obras, en diferentes años, son múltiples. Sería interesante saber cuánto se ha invertido hasta ahora; cuál es el costo de las obras realizadas y no concluidas; cuál será el monto que se requiere hasta la terminación; en fin, cuánto costará el trabajo cuando se concluya si es que llega el momento.

Misicuni es una de las múltiples promesas que se han hecho en el país con miras a un desarrollo armónico y sostenido. Se trata de un proyecto múltiple que, concluido, podría implicar grandes beneficios no sólo para el departamento de Cochabamba sino para el país porque la concreción de obras, las inversiones, el desarrollo que se efectúe en un lugar o región es de beneficio general de la nación y no sólo del sitio en que se encuentran las obras.

Misicuni debe seguir pero con disciplina, eficiencia, eficacia, honestidad y responsabilidad hasta que efectivamente se concluya; no hacerlo implica que se está, otra vez, en el camino de las promesas demagógicas que a nada concreto llegan y que, en cambio, causan serios perjuicios al país.

El Gobierno actual, por propio prestigio y responsabilidad, debe exigir que las dos empresas – o las que se contrate en el futuro inmediato – trabajen aceleradamente las obras, especialmente si se cuenta con los recursos financieros y tecnológicos del caso. Es importante, además, que se informe a la nación de los avances reales de las obras y no se den simples datos escuetos sobre lo hecho en el pasado. Al reiniciarse las obras será importante señalar cuánto se avanzó y cuánto falta para concretar el proyecto.