José H. Gutiérrez Guerra
Como no podía ser de otra manera, estas últimas justas electorales han traído ganadores y perdedores y más allá de los datos oficiales que ofrezca el Órgano Electoral que no van a hacer variar mayormente lo que ya se sabe, tocaremos el tema de los que han ganado y perdido en estos comicios.
Este análisis lo haremos desde tres perspectivas y de la manera más objetiva posible, tomando en cuenta las frías cifras, sin concesión a ningún subjetivismo, la primera perspectiva será a nivel general, la segunda a nivel partidario y la tercera a nivel personal.
A nivel general, diremos que el gran ganador ha sido el partido político Movimiento Al Socialismo (MAS) que es la tercera vez seguida que gana una justa electoral con más del 60%, lo que desde ya es algo realmente inédito y absolutamente sorprendente, ese hecho cierto debería ser reconocido hasta por el más recalcitrante y acérrimo derechista, nobleza obliga.
El gran perdedor a nivel general ha sido el Movimiento Sin Miedo (MSM) que en su primera incursión a nivel nacional ni siquiera ha superado sus más negativas predicciones y esa baja votación sorprendió hasta a sus propios militantes, ante ese hecho, su líder Juan del Granado, como no podía ser de otra manera, a tiempo de reconocer el triunfo del MAS y anunciar que ya no participaría en ninguna justa electoral más, tuvo también que reconocer su derrota, anunciando una renovación de su partido político, que, por supuesto, es la lección que le ha dado esta última elección.
A nivel partidario, el gran ganador es Unidad Demócrata (UD) porque ha subido enormemente su caudal electoral en todos los departamentos en relación con las anteriores elecciones, tan bien le ha ido que mínimamente ha duplicado su votación y en algunas regiones hasta la ha multiplicado por diez, es de hacer notar que se está hablando de nivel partidario y no de persona, es decir que la votación alcanzada por UD no es de Samuel Doria Medina sino de las personalidades que lo han acompañado y apoyado, que le han permitido semejante incremento, mostrando de esa manera que ese sería el camino que la oposición debía seguir a los fines de enfrentar con mayor solvencia al partido concursante y gobernante.
El gran perdedor a nivel partidario es el Partido Demócrata Cristiano (PDC) porque ni siquiera ha logrado copar sus más mínimas expectativas, aunque su actual posicionamiento le permitirá en un futuro terciar con más éxito en próximas justas electorales si es que hace las cosas bien y de mejor manera.
Finalmente, a nivel personal el gran ganador es Evo Morales Ayma porque ratifica sobradamente su calidad y condición de líder de su partido y se prorroga en el poder otros cinco años más, completando en total catorce años de ejercicio de la presidencia de manera ininterrumpida, lo que constituye un verdadero récord en toda la historia de este país, pues ningún presidente, ni siquiera de facto, ha logrado tanto tiempo de permanencia en la primera magistratura de la Nación, es más, obviamente dicha votación y trascendencia lo coloca como un referente de liderazgo regional a la vez que lo proyecta como uno de rango internacional, hecho que también debería, en estricta justicia, ser reconocido por todos los que poseen un mínimo de objetividad y fuera de todo apasionamiento.
El gran perdedor a nivel personal es Juan del Granado porque la baja votación de su fracción política lo ha obligado a anunciar fuertes golpes de timón y prácticamente renunciar a la vida política, pues participar en política sin pretender ser candidato no tiene sentido.
En relación con el Partido Verde (PV) su primera incursión a nivel nacional es más que halagadora, en realidad no ha perdido aunque tampoco ha ganado, pues mantiene su sigla y ha logrado obtener representación en la Asamblea Legislativa y si se tiene en cuenta las pocas posibilidades económicas con las que ha encarado este proceso, su actual posicionamiento es realmente digno de mención, su proyección futura dependerá de la acción de sus asambleístas.
Como en toda contienda, ha habido perdedores y ganadores, se han dado lecciones y se ha aprendido otras, ha habido nacimientos y entierros, errores y aciertos, de todos modos ha sido la democracia como tal la que en definitiva ha salido vencedora de este nuevo ejercicio electoral, afianzándose cada vez más, perfeccionándose en cada etapa y consolidándose como forma de vida que los bolivianos queremos para nosotros.
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