Seis días después de los comicios del pasado 12 de octubre, la Coordinadora Nacional para el Cambio (Conalcam) lanzó un fuerte ultimátum a los partidos políticos de oposición y al Tribunal Supremo Electoral, prometiendo “defender la victoria del presidente Evo Morales en las últimas elecciones con esa claridad y nitidez que ha ganado, con más del 60 por ciento en las urnas en las últimas elecciones nacionales y no vamos a aceptar que ninguno de los partidos políticos de derecha quieran lastimar la democracia en el país”.
“La COB, Conalcam y el Pacto de Unidad, todos los ejecutivos, planteamos de inmediato que se intervenga, a través de una auditoría técnica, al Tribunal Supremo Electoral para garantizar la transparencia y hacer respetar el voto del pueblo y defender esta democracia”, afirmó el secretario ejecutivo de la COB, Juan Carlos Trujillo, luego de una reunión en Palacio de Gobierno, con el primer mandatario Evo Morales.
Aquella advertencia entrañaba en el fondo la posibilidad, incluso, de un enfrentamiento de proporciones a nivel nacional, cuyas consecuencias habrían sido funestas para nuestro país y sobre todo, para la clase política que abanderó la existencia de un supuesto fraude electoral.
El Pacto de Unidad fue creado en 2004 en Santa Cruz y la matriz Conalcam aglutina entre otros grupos sociales y sindicales a la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia - Bartolina Sisa, Confederación Sindical de Comunidades Interculturales originarios de Bolivia, mientras que la Central Obrera Boliviana (COB) ingresó recientemente a la Coordinadora.
Empero, el secretario ejecutivo de la COB, Juan Carlos Trujillo, participó en varios eventos ligados a la Coordinadora. Por ejemplo, asistió a la Cumbre Antiimperialista, en el mes de agosto y actualmente hizo de portavoz de la amenaza de Conalcam.
Entretanto, el ultimátum pasó desapercibido para el mundo político, enfrascado en un tira y afloja con el Tribunal Constitucional, detalle que muestra a la oposición desconocedora de las posibles e inusitadas connotaciones post electorales.
La controversia entre la oposición y el TSE, respecto a que este habría supuestamente amparado un fraude en favor de la candidatura oficial, parecía un enfoque limitado al reclamo de votos que sólo pretendía aclarar los resultados finales del proceso electoral.
Empero, la Conalcam, después del posible análisis de la situación, habría considerado que la oposición enfilaba aparentemente su discurso contra el Tribunal Supremo Electoral cuando, en realidad, buscaría ilegalizar los comicios del 12 de octubre.
Esa presunción articuló y alertó a todas las organizaciones y movimiento sociales alineados en el Movimiento Al Socialismo. La amenaza difundida el sábado 18 de octubre, en la práctica, fue un llamamiento a defender más allá de las urnas y en un terreno quizá, cercano a la extrema confrontación, el tercer mandato de Evo Morales Ayma.
Las últimas cifras difundidas por el Tribunal Supremo Electoral, aunque no son aceptadas llanamente por los partidos políticos de oposición, habrían calmado en cierta medida los ánimos exaltados.
No obstante, la amenaza de Conalcam continúa vigente lo que, para muchos observadores, iría contra el proceso democrático. (Clovis Díaz) (clovisdiazf@gmail.com)
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