Medio siglo de peregrinaje



El peregrinaje es un encuentro con nosotros mismos.

Con el 12 de octubre de 2014 se cumplieron 50 años de constantes peregrinajes, por parte de varias personas y en distintas épocas. La Brigada de Peregrinos “Virgen de Remedios” mantiene una labor en busca de importantes objetivos, como el reencuentro e intercambiar experiencias y secretos, con el fin de compartir la vida.

Para el doctor Ramiro Sánchez, una peregrinación o peregrinaje es el viaje a un santuario o lugar sagrado con importantes connotaciones religiosas. Es, también, un viaje efectuado por un creyente (o grupo de creyentes) hacia un lugar de devoción o considerado como sagrado según la religión de cada uno.

En su opinión, muchos de nosotros con el Ave María empezamos cada cierto tiempo la peregrinación al Santuario de Copacabana, al encuentro de la Madre de Dios, la Virgencita de Copacabana.

“Con el 12 de octubre de 2014, van 50 años de constantes peregrinajes, por parte de varias personas y en distintas épocas. Somos componentes de la Brigada de Peregrinos Virgen de Remedios que nos lanzamos en busca de nuestros objetivos, como encontrarnos con alegrías, recuerdos, nostalgias, lagrimas, vernos y conversar con amigos; rezamos el rosario, compartimos experiencias, secretos, en fin compartir la vida”, dijo.

Señaló que también es un encuentro con nosotros mismos, con la familia, con la pareja, con los hijos, con las amistades. “Cada viaje a pie es una experiencia diferente de otras anteriores, porque internamente experimentamos vivencias y presencias diferentes que no se repiten”.

Explicó que la fe, el amor, la esperanza, la aventura, el riesgo son algunas de las claves que nos empujan a este caminar, también es parte del camino, las “puntas” y las “colas”, salteñitas en Patamanta, dormir en Chirapaca, un pescado en Huarina, llegar al hotel Titicaca, comer donde la ‘Martha’, dormir en Chua, un desayuno poderoso para empezar a subir cerros, llegar a Tiquina, después seguir el rumbo hasta El Pajonal, donde nos esperan unos deliciosos pollos Copacabana, para luego llegar a La Aguadita, bautizar a los nuevos peregrinos, llegar a la meseta para agradecer a Dios y a la Virgen por haber llegado.

“Finalmente retomamos marcha y bajamos el Camino del Inca, ya mirando Copacabana, llegamos al poblado, bailamos con la banda y, bueno, en procesión a saludar a la mamita en su templo, una vez allá, a recibir la bendición y el agua bendita.

La Biblia habla del peregrinar en el Salmo 122 (121): “Qué alegría cuando me dijeron: Vamos a la casa del Señor. Ya están pisando nuestros pies. Tus umbrales, Jerusalén”.

Hizo mención a la frase: “Caminante no hay camino se hace camino al andar”, para explicar que es evidente que el caminar es como la corriente de agua del río, ni los pasos ni el agua vuelven por el mismo lugar. Por ello cada experiencia es diferente, es una forma de crecimiento personal, de encontrarse con uno mismo y aprender para crecer y avanzar en la vida en busca de la visión, del objeto de la vida que tiene cada uno de nosotros; “en este caminar, uno recibe mucha información del universo, de los seres queridos, los amigos y los recién conocidos, del propio camino y de nosotros mismos y disfrutamos de un dar y recibir sensacional”.

 
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