Así intitula la obra literaria presentada últimamente en la ciudad de Cochabamba por los miembros y valerosos sobrevivientes de las guerrillas mercenarias instituidas por el guerrillero del Siglo XX, Ernesto Guevara de la Serna. La obra es un inventario histórico extraordinario de todas las acciones de armas y combates epilogados en el año 1967 por los Jefes, Oficiales, Clases y Soldados de las FFAA que derrotaron a los invasores castrocomunistas, frustrando de esta manera las ambiciones políticas del trotamundo internacional Che Guevara.
La mencionada obra histórica ha sido pergeñada y escrita por los valerosos soldados de la Patria, que en el año 1967 hicieron frente al desafío internacional castrocomunista, luchando valerosamente en los 20 mil kilómetros de la selva de Vallegrande.
En el epílogo de la obra, los valerosos antiguerrilleros agrupados en el “Instituto Militar Coronel Julio Díaz Arguedas”, elocuentemente expresan lo siguiente: “El instituto de investigación militar, en el presente caso, cuenta con los actores de los acontecimientos realizados en la Campaña de Ñancahuazú en el sudeste boliviano, que significó la victoria política y militar de la República de Bolivia. En el Instituto de Investigación Histórico Militar, un grupo de oficiales de la reserva, leales ante su juramento y ante la tricolor nacional, investigó exhaustivamente lo acontecido para hacer conocer la verdad objetiva de los hechos, conservando la memoria de quienes ofrendaron sus vidas y derramaron su sangre entre las breñas de Ñancahuazú. De esa manera se busca rectificar la constante propaganda que durante medio siglo han difundido los apologistas de una doctrina fracasada.
Por consiguiente presentamos ante Bolivia, el continente y el mundo, un hecho histórico que refleja la verdad de ese tiempo y fundamentalmente el sacrificio de un pueblo y sus Fuerzas Armadas que, con penuria de medios, enfrentaron y asumieron su deber constitucional confirmando su lealtad en la defensa de los más sublimes ideales, como la entrega de la vida a la Patria y la Libertad”.
“En la esperanza que pueda germinar en el corazón de todos los bolivianos el sentimiento de Dios, Patria y Hogar, es importante establecer que bajo el lema de un solo Dios, una sola bandera y un solo pueblo podamos empeñarnos unidos a desarrollar todos los esfuerzos necesarios para honrar el mandato que dejó el Gran Mariscal de Ayacucho”, textual.
Nuestras sinceras felicitaciones a los miembros y el Directorio del “Instituto Militar Coronel Julio Díaz Arguedas”, ponderando el esfuerzo realizado en la edición de una obra histórica que es un testimonio valioso de los hechos y acontecimientos surgidos en 1967 en las profundas vertientes de la selva de Vallegrande, donde el glorioso Ejército de Bolivia y su Capitán General infringieron la derrota más catastrófica que nunca había esperado el Guerrillero del Siglo XX en sus aventuras en todo el mundo.
Por ello el General René Barrientos ha quedado como el principal estratega militar que honra y enaltece a las Gloriosas Fuerzas Armadas de la Nación, porque en la conceptualización histórica de Faustino Sarmiento de la República Argentina, que representó: “Ser el Libertador rezagado después del Libertador José de San Martín. En el caso del General Barrientos, éste representó como Libertador Contemporáneo, al Gran Libertador Simón Bolívar, Padre y Creador de la República de Bolivia”.
Eliodoro Ventocilla, escritor del Perú, en su obra “¡Barrientos!”, expresa categóricamente lo siguiente. “Fue un estadista moderno con hondas raíces clavadas de la profundidad de su pueblo y de su historia, manejaba con destreza instrumentos electrónicos y dialogaba con los campesinos en el idioma de nuestros antepasados comunes. En 1967 cambió el destino de la América Latina para que sus pueblos puedan realizar una revolución pacífica.
Por ello lo que el mundo debe al General Barrientos es invalorable”.
“Jaque Mate, cayó el Che”, después de varias consideraciones expresa lo siguiente: “El 17 de septiembre llegó por helicóptero el Presidente de la República y Capitán General de las Fuerzas Armadas, General René Barrientos Ortuño, a la zona de operaciones en una inspección programada. Aterrizó en el campamento “Compañía Tigres” por ser esta Unidad la más próxima al grupo insurrecto. Su presencia fue el mejor incentivo a la moral y espíritu de los combatientes. El Presidente se enteró personalmente de las deficiencias logísticas, ya que comprobó que después de muchas marchas forzadas, la unidad se encontraba limitada en alimentos. Ante esa situación ordenó que inmediatamente se suministre los víveres necesarios. El Capitán Norberto Salomón, edecán del Presidente, recibió la orden de dirigirse a Vallegrande en busca de alimentos, después de hora y media retornó con el 50% de los abastecimientos logísticos. Ante esa situación el Presidente ordenó que se complete la dotación, por lo que el helicóptero tuvo que retornar a Vallegrande, pero las graves condiciones atmosféricas no permitieron el retorno del helicóptero al campamento”.
En la descripción de las acciones de armas de “Ñancahuazú” se establece la presencia del General Barrientos, que fue excepcional e histórica para estos tiempos de las imposibilidades congénitas. ¿Estamos?
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