Caroline Dwyer

La pérdida prematura de un hijo es uno de los mayores dolores que se puede tener en esta vida. Caroline Dwyer ha experimentado en carne propia este dolor al perder a su hijo Michael Dwyer en el operativo que hizo el Gobierno en el hotel Las Américas. En este operativo murieron otros dos ciudadanos europeos (Eduardo Rózsa Flores y Arpad Magyarosi) y otros dos fueron capturados (Mario Tadic y Elöd Toáso).

El cuerpo sin vida de Michael Dwyer fue sometido a autopsia por la patóloga oficial del Estado de Irlanda Marie Cassidy, quien dictaminó que Michael fue muerto por una bala que atravesó su corazón, que fue disparada de una corta distancia y que recibió cuatro tiros más en la espalda, cuando estaba muerto. Con esta evidencia, Caroline ha hecho gestiones ante el Parlamento Europeo, el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre Ejecuciones Extrajudiciales, el Consejo de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Otros familiares de los implicados también presentaron denuncias de violación de los derechos humanos ante los organismos antes mencionados, como la hermana de Elöd Toáso (Edith) y la novia de Eduardo Rósza. Como resultado de estas gestiones el Parlamento Europeo ha emitido una resolución (que ha recibido el Gobierno de Bolivia) en la que exige la aclaración de las muertes de los tres ciudadanos europeos y la liberación de los dos ciudadanos presos. Por otro lado, el Gobierno de Hungría ha exigido al Gobierno de Bolivia la liberación del húngaro Elöd Toáso por la violación que se ha hecho de sus derechos humanos, en concordancia con una resolución que ha emitido el Consejo de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos exigiendo al Gobierno de Bolivia que respete los derechos humanos de Elöd Toáso y Mario Tadic.

Caroline Dwyer ha venido a Bolivia a pedir justicia para su hijo. Ha visitado la habitación del hotel Las Américas donde se alojaba Michael, constatando que no podía haber un enfrentamiento en esa pieza. Ha asistido a una sesión del juicio que el Ministerio de Gobierno está siguiendo a una treintena de bolivianos y a los dos sobrevivientes por el delito de separatismo. Se ha entrevistado con el representante de las Naciones Unidas en Bolivia, pero no ha podido hacerlo con autoridades de los poderes judicial y ejecutivo. Concluyo su visita con una declaración, en la cual concretamente pide que se haga justicia con su caso. No ha habido de parte del Gobierno ninguna declaración para desvirtuar lo expuesto por Caroline.

Han pasado cinco años y seis meses desde que murió Michael Dwyer y no ha habido de parte de la acusación la presentación de pruebas que demuestren que él fue parte de un complot de separatismo. Más bien aparecieron evidencias de que éste nunca existió. Aparecieron fotografías de Eduardo Rózsa con el oficial que dirigió el operativo, que indica que Rózsa tenía relaciones estrechas con el Gobierno. Salió a la luz un video en que muestra a oficiales de la policía en una acción de sembrado de pruebas en el hotel.

El testigo principal, que supuestamente develó la existencia del grupo separatista, se convirtió en acusado, declarando en el juicio que se inició hace más un año que todo fue un montaje. El fiscal que defendió intransigentemente la causa del Gobierno durante cuatro años se asiló en Brasil, presentando una carta en la que declara que el operativo fue ilegal y que el comando policial ejecutó a Dwyer, Rózsa y Magyarosi, y que todo fue montado por miembros del Gobierno. Un ex funcionario del Ministerio de Gobierno, declaró que el operativo fue organizado por un gabinete donde participaban altas autoridades del Gobierno y que la decisión de ejecutarlo fue tomada desde la presidencia.

Nicole Dwyer no ha conseguido nada de la justicia boliviana, pero tiene todas las de ganar con la justicia internacional, a no ser que ésta también siga criterios políticos y tenga consideraciones especiales con un gobierno tan popular como lo es el del presidente Evo Morales. Si de esta manera logra justicia, nuestro país habrá conseguido un enorme desprestigio ante la comunidad internacional.