El corazón, órgano que poetas y artistas asocian con el amor desde tiempos inmemoriales, tiene poco que ver con ese sentimiento. Al menos eso sostienen varios estudios científicos que ubican al cerebro como el gran responsable de provocar mariposas en el estómago, desmayos, mejillas coloradas y demás efectos que dicen sentir quienes se enamoran loca y perdidamente de otras personas.
“El cerebro tiene que ver con todo lo que nos pasa, y sin dudas influye en las relaciones amorosas”, explica Jorgelina Varayoud, bioquímica de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) e investigadora del Conicet.