Encuentro por los más excluidos
El pontífice Francisco también llamó a la integración de las periferias en las ciudades.
Ciudad del Vaticano.- “Tierra, trabajo y vivienda” fueron las peticiones que el Papa realizó ayer durante su reunión con los participantes del Encuentro Mundial de Movimientos Populares, en el que se abordan temas como la pobreza o la exclusión social.
Sus palabras llegan en una particular jornada de estudio sobre su pensamiento social enmarcada en este Encuentro, que congrega hasta hoy a 200 representantes de un centenar de organizaciones de base de todo el mundo, informó Efe.
Francisco, en primer lugar, se congratuló de recibir en el Vaticano a los representantes de unos pobres que “no solo padecen la injusticia sino que también luchan contra ella”, que no esperan la ayuda de cualquier organización humanitaria.
En un encendido discurso que resonó entre los muros del Aula Vieja del Sínodo, aseguró también que, por sus peticiones, en ocasiones es tachado de “comunista”.
Sin embargo rechazó inmediatamente esta calificación al recordar que “el amor por los pobres está en el centro del Evangelio”.
“Este encuentro nuestro no responde a una ideología (...) Ustedes tienen los pies en el barro y las manos en la carne. ¡Tienen olor a barrio, a pueblo, a lucha! Queremos que se escuchen vuestras voces, que, en general, se escuchan poco (...) Tal vez porque se tiene miedo al cambio que ustedes reclaman”, dijo.
El Papa recordó que su petición de “tierra, trabajo y vivienda” responde a “un anhelo muy concreto que cualquier padre, cualquier madre quiere para sus hijos” y que, a su juicio, está cada vez “más lejos de la mayoría”.
En relación con la tierra, Francisco agradeció a las decenas de campesinos presentes en el acto por custodiarla y mostró su preocupación por la ecología, tema capital de su próxima encíclica.
El mal uso de la tierra, unido a la especulación financiera, condicionan a su juicio el precio de los alimentos, “tratándolos como cualquier mercancía”, lo que provoca el hambre y la muerte a millones de personas.
Calificó de “escandaloso” el deshecho de toneladas de alimentos, que supone un verdadero atentado contra “el derecho inalienable” de la alimentación.
Sobre el derecho a la vivienda, el obispo de Roma reclamó “una casa para cada familia” y criticó con rotundidad el hecho de que las “vanidosas” ciudades actuales ofrezcan placeres para una “minoría feliz” y, en cambio, nieguen el techo a miles de vecinos.
“Vivimos en ciudades que construyen torres, centros comerciales, hacen negocios inmobiliarios... pero abandonan a una parte de sí en las márgenes, las periferias. ¡Cuánto duele escuchar que a los asentamientos pobres se los margina o, peor, se los quiere erradicar”, criticó.
Por último se detuvo con especial ahínco en la dimensión del trabajo y recordó que “no hay peor pobreza material que la que no permite ganarse el pan y priva de la dignidad del trabajo”.
En este sentido atacó a aquellos sistemas económicos y sociales que “ponen los beneficios por encima del hombre”, un fenómeno propio de su predicada y criticada “cultura del descarte”.
El Papa volvió a alertar de que en la actualidad se esté apartando a los ancianos y a los niños “porque no sirven” para trabajar y puso el acento en un tercer y “doloroso” descarte: el de los jóvenes.
DATOS
- Organizado y promovido por el Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz, este acto ha congregado a un centenar de organizaciones de apoyo a quienes menos tienen.
- El discurso del papa Francisco fue aplaudido por los asistentes, pertenecientes a todo tipo de culturas, credos o signos políticos.
- El Encuentro Mundial de los Movimientos Populares continuará trabajando hasta hoy, cuando presente un documento que recoja las conclusiones de estos tres días.
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