Silvia Edely Ríos Alí
En los países socialistas no hay monopolios de grupos privilegiados en la elaboración y distribución de productos alimenticios. El único monopolio es del Estado, porque tiene que velar por la seguridad alimentaria de todos sus habitantes.
Pero en Bolivia hay pequeños grupos privilegiados que se hicieron millonarios manipulando el peso y precio de los productos alimenticios, como los panaderos que lucran con el hambre del pueblo, especialmente en los días de Todos Santos con la elaboración de las masitas.
En esos días las ciudades de La Paz y El Alto son tierra de nadie, no hay autoridades municipales que controlen los precios de horneados de masitas por latas, arrobas y quintales. Las alcaldías no controlan el precio de horneados, esporádicamente controlan la higiene en hornos. Los panaderos cobran según su capricho o directamente extorsionan al pueblo. Tampoco el Gobierno nacional controla mediante la Defensa del Consumidor.
Ante la falta de fijación municipal de precios por horneados de masitas, los panaderos mismos se autorizan y caprichosamente imponen precios exagerados por horneados de masitas (por latas, arrobas y quintales), sin autorización municipal.
Las autoridades municipales deben sancionar a los panaderos que cobran con precios impuestos por ellos mismos, con la clausura definitiva de sus hornos.
Si hacemos costos por horneados de masitas, los panaderos ganan exageradamente en Todos Santos, porque los hornos funcionan con gas barato e invierten poco, pero cobran muy caro.
Para evitar que los panaderos lucren con el hambre del pueblo, el Gobierno nacional debe instalar “panaderías populares” en todas zonas del país, para que cada ciudadano pueda elaborar sus propios panes con peso 60 gramos e higiene. El pan es el alimento vital para la gran mayoría de bolivianos, porque es el único desayuno, almuerzo y cena de los pobres.
Hay panaderos independientes que elaboran los panes con precio exacto de 60 gramos e higiene, pero son discriminados en la dotación de harina, no tienen la protección de las autoridades municipales ni nacionales, no reciben harina adecuada para la elaboración de panes. El Gobierno nacional debería proveer directamente harina a los panaderos independientes.
Otros grupos pequeños privilegiados también lucran con el hambre del pueblo. Por ejemplo los que venden carne de pollo, colocan el precio del kilo a 13 Bs, pero al pesar manipulan la balanza electrónica digitando o multiplicando por Bs 15. Las alcaldías deben fijar y sellar las balanzas, para que no cambien los precios y no haya manipulación.
Si tienen fijado el precio por kilo de cada producto alimenticio por las alcaldías, deben prohibir la manipulación de las balanzas. Es decir, los comerciantes una vez fijado el precio, ya no deben digitar las balanzas electrónicas. Sólo tienen que poner los productos a la balanza y proporcionará el precio real y peso.
En conclusión, los panaderos lucran en Todos Santos y las alcaldías municipales deben fijar los precios de horneados de masitas por latas, arrobas y quintales, para velar por la economía del pueblo.
edely@hotmail.com
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