Es innegable que la Alcaldía Municipal de La Paz se constituye en el momento en un bastión político, codiciado por los partidos, ya que es una de las primeras en el país, que tiene un potenciamiento económico considerable, producto del manejo de sus ingresos, por concepto de impuestos y que le sirven para atender múltiples necesidades, de una de las principales capitales del Estado boliviano, con más de un millón de habitantes y que al mismo tiempo es la sede del Gobierno central.
La urbe paceña tiene un crecimiento constante y sus necesidades crecen cada día, por la aparición de nuevos barrios que demandan diversos servicios básicos. A propios y extraños asombra la fiebre de construcciones en hormigón armado, que genera fuentes de trabajo, para obreros de construcciones, por lo cual el municipio de La Paz debería dar cursos de aprendizaje, para gente que viene del área rural a buscar trabajo, y cuyas enseñanzas podrían inclusive salvarles la vida.
El Gobierno municipal de La Paz debe profundizar las políticas de salud y educación, con presupuestos del COA consolidados. Los ingresos por impuestos municipales tienen que ser empleados íntegramente en programas de trabajo barrial y obras nuevas planificadas, con auditoría constante. Las nuevas autoridades municipales deberán tener políticas definidas sobre varios de los problemas de la ciudad, entre los cuales están la contaminación de las aguas del Choqueyapu, que atraviesan el centro de la ciudad, río que es formado por riachuelos colaterales que se acoplan a su curso principal. Esas aguas son sucias porque reciben basura y desechos de alcantarillado, lo que las contamina de manera alarmante, porque van a la zona de Río Abajo y son utilizadas por campesinos que cultivan hortalizas y legumbres, productos que son trasladados a los mercados de consumo de la ciudad.
Como cualquier urbe, La Paz tiene el problema de la recolección de la basura y su desplazamiento a zonas alejadas, a fin de evitar la contaminación múltiple. El reciclado que se hace de este material es en mínima cantidad, porque se reduce a material plástico. Por el contrario, en otras partes se hace un verdadero reciclado, que abarca el total de la basura, utilizando aparatos diversos que logran disminuir el volumen de los desechos.
Por otra parte, el nuevo Alcalde Municipal debe abordar decididamente el problema de las delimitaciones, con las subalcaldías, entre las que están Mecapaca, Palca, Achocalla, Mallasa y poblaciones de Río Abajo, que causan constantemente problemas de límites, que perjudican la recaudación de impuestos. Y es que estas subalcaldías alegan derechos para cobrar impuestos sobre bienes inmuebles, vehículos, agua, luz, alcantarillado, mermando los ingresos del municipio de la ciudad, porque no hay delimitación clara.
La elección de un nuevo Alcalde Municipal suscita una serie de consideraciones políticas, ya que el actual con su grupo político están por 10 años consecutivos, lo que causa un desgaste de poder y la ciudadanía considera saludable la renovación de personas y valores, para que La Paz continúe su marcha de progreso y desarrollo.
El autor es Profesor Emérito de la UMSA.
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