La ética en la doctrina social de la Iglesia

La ética en la doctrina social de la Iglesia Católica es fundamental para su accionar y construir una comunidad y sociedad diferentes, más justas y equitativas. Con el propósito de difundir la doctrina social de la Iglesia, la Fundación Jubileo presentó en días recientes una publicación titulada “Para trabajar con ética”.

El documento incluye la Exhortación “Evengelli Gaudium” del Papa Francisco, en la que el pontífice convoca a los fieles cristianos a iniciar una nueva etapa evangelizadora, marcada por La Alegría del Evangelio, a la vez que anuncia los caminos a seguir por parte de la Iglesia en los próximos años.

Francisco señala que el gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista, que brota del corazón cómodo y avaro que deriva en la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada.

Advierte, asimismo, que “cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para lo demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien”.

Considera, asimismo, que los creyentes también corren ese riesgo, cierto y permanente. “Muchos caen en él y se convierten en seres resentidos, quejosos, sin vida. Esta no es la opción de una vida digna y plena, ése no es el deseo de Dios para nosotros, ésa no es la vida en el espíritu que brota del corazón de Cristo resucitado”, concluye diciendo el Papa en la introducción de su “Exhortación Pastoral”.

La publicación de la Fundación Jubileo bajo la inspiración de la Iglesia Católica realiza estudios, investigaciones y produce informes y documentos acerca de los temas que atingen a la actualidad nacional.

En su última publicación, Jubileo pone de manifiesto que Ética es la reflexión crítica sobre la moral, como códices o reglas de comportamiento que tienen y deben regir a una sociedad. Aparte de que establece los principios de por qué algo está bien o está mal.

La “ética social” es todavía más amplia, no trata del actuar personal sino de la convivencia social. A tiempo de abordar los temas de la interrelación humana, involucra en sus alcances a las estructuras e instituciones, así como a los grupos sociales. Y, en particular a la política, al poder, a la economía y a la cultura.

Acerca de los signos de los tiempos, Jubileo expone que no es una tarea académica o de escritorio. No se tratar de juzgar “a los malos” o condenar a los tiempos modernos, sino de asumir que el servicio individual es indispensable, revestido de misericordia y de amor, como propugna el papa Francisco.

Establece también que los signos de los tiempos no son signos del fin del mundo. Al mencionar que en varias iglesias se entiende los signos de los tiempos como anuncios del fin del mundo, el documento de la Iglesia sostiene que esta interpretación se halla basada en los textos apocalípticos de los evangelios.

“Más allá de que el sentido de estos pasajes aún no está totalmente esclarecido -advierte- es obvio que aquí se está hablando de otro tipo de señales, que no nos tienen que preocupar mucho, porque será otra la realidad, puesto que no sabemos cómo y hasta cuándo nos tocará vivir”.

Deja también establecido que para la Iglesia, la opción por los pobres es una categoría teológica antes que cultural, sociológica, política o filosófica. La Iglesia adoptó la opción por los pobres “entendida como una forma especial de primacía en el ejercicio de la caridad cristiana, de la cual da testimonio toda la tradición de la Iglesia”.

El documento destaca, por otra parte, que signos positivos del mundo contemporáneo son la creciente conciencia de solidaridad de los pobres entre sí, así como sus iniciativas de mutuo apoyo y su afirmación pública en el escenario social, no recurriendo a la violencia, sino presentando sus carencias y sus derechos frente a la ineficiencia o a la corrupción de los poderes públicos.

En torno a la democracia, dice: “pensamos muchas veces solamente en el camino de las ánforas. Pero la democracia es mucho más que elecciones. No solamente es un sistema para definir a los y las gobernantes. Es una manera de resolver conflictos de intereses con miras al bien común”.

Puntualiza, además, que “democracia es una forma de organización social que atribuye el poder al conjunto de la sociedad… En sentido estricto, la democracia es una forma de organización del Estado, en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo, mediante el mecanismo de participación directa o indirecta que confieren legitimidad a sus representantes”

“Democracia es una forma de convivencia social, en la que los individuos son libres e iguales, y las relaciones sociales se establecen de acuerdo a procedimientos acordados entre todos y todas”.

Otro tema sobresaliente que expone el documento es el referido a la concepción que tiene la Iglesia acerca de la globalización. A propósito, recuerda que la interdependencia de la economía no es algo nuevo, ya que el intercambio de mercancías y servicios representó siempre una parte importante en las relaciones entre Estados y pueblos.

“En las tres últimas décadas han crecido las relaciones de intercambio internacional de manera especialmente dinámica”. La Iglesia se pronunció, por medio del papa Benedicto, en éstos términos resumidos: “A pesar de algunos aspectos estructurales innegables, pero que no se debe absolutizar, la globalización no es, a priori, ni buena ni mala. Será lo que la gente haga de ella. Debemos ser sus protagonistas, no las víctimas, procediendo razonablemente, guiados por la caridad y la verdad”.