Paulovich:
Junto a su compañera inseparable e irremplazable, una máquina de escribir Olimpia, la habitación atestada de estantes de libros, reconocimientos y recuerdos se fue haciendo cada vez más estrecha. Los fantasmas del tiempo ya no tenían lugar allí, porque fueron despojados por la comadre Macacha, viuda de Racacha, Paulino Huanca, el yatiri Wayruru, la tía Encarna, entre otros, quienes al oír el teclado fueron llegando de a uno para testificar junto a Alfonso Prudencio Claure, más conocido como Paulovich, los más de 60 años de periodismo con La Noticia de Perfil.
Con 87 años de vida, la vista nublada pero con la luz de su imaginación incansable y buen humor, Paulovich, Premio Nacional de Periodismo (1999), recibió en su casa a EL DIARIO para hacer una reminiscencia de su carrera periodística y su singular estilo de escribir.
“Empecé a escribir en el Semanario Presencia que se vendía en las iglesias y en las sacristías y fuera de los templos también y fue semanario durante varios años hasta 1958, pero para entonces en 1953 yo me fui a estudiar periodismo a España, volví en 1953 y el año 58 convertimos el semanario Presencia en diario. Era un periódico de gran circulación y de buena aceptación en todo el país”, relata Prudencio con nostalgia.
En una pequeña mesa, iluminada por seis tubos incandescentes, descansa su máquina de escribir Olimpia, en la cual plasma tres veces por semana La Noticia de Perfil, espacio donde toca varios temas de interés nacional en distintos rubros de acuerdo a la coyuntura que vive el país. Sus principales herramientas en ese afán: el humor y la sátira.
“Sería infidelidad matrimonial” asegura Paulovich, reemplazar por una computadora a su máquina de escribir Olimpia, una reliquia que lo acompaña más de 60 años, según relata mientras teclea con suavidad.
“El humor es un género más difícil que el escribir en serio y cuando la gente escribe mal en serio, la gente se ríe (…) me es muy difícil escribir en serio, ya no puedo. El humor no te inhibe decir verdades y la gente las entiende mejor”, afirma Paulovich.
La soledad, la ceguera y una gran imaginación construyeron alrededor de Paulovich un “mundo ideal’ como él cuenta, espacio donde convive y conversa con sus compañeros imaginarios como la chola cochabambina Macacha, viuda de racacha: “Está aprendiendo a hacer periodismo conmigo y como es prestamista a veces me presta plata”.
La Tía Encarna es otro de los personajes con los que cuenta Paulovich así como la Tía Restituta, la Tía Piedades, la Tía Mercedes Benz, la Tía Oh my god. “Esta tía se fue a Miami, estuvo muchos años y cuando volvió lo único que sabía decir era oh my god (oh mi Dios)”.
Mediante estos personajes, la realidad boliviana y las letras, Paulovich se introduce en un mundo donde la imaginación y la realidad se confunden con el humor. “Trato de moralizar la política”, afirma el periodista al hablar sobre sus principales inspiraciones.
A tientas pero con la seguridad de quien domina a la perfección la ubicación exacta de las teclas, así es como escribe Paulovich La Noticia de Perfil tres veces a la semana.
Una vez que termina de escribir el artículo una asistente personal lee en voz alta el material para corregir algún error o modificar alguna idea o frase.
Son tres veces a la semana –martes, jueves y domingo- cuando se publica ‘La Noticia de Perfil’ en los periódicos de mayor circulación en el país como son El Diario (La Paz); los Tiempos (Cochabamba), El Deber (Santa Cruz) y Correo del Sur (Sucre).
“El manual del perfecto negrero”, “Ríete y serás feliz”; “Rosca Rosca ¿qué estás haciendo?”; “Diccionario del cholo ilustrado”, “Conversaciones en el motel”; “Un humorista en el muro de los lamentos”; “Elecciones a la boliviana” son algunas de las obras que publicó Prudencio en su carrera periodística. “Todos esos libros están agotados, el autor no todavía”, indica con humor.
Alfonso Prudencio Claure, Paulovich, nació en La Paz, el 27 de agosto de 1927. En 1958 ganó una beca de estudios en periodismo para especializarse en España, estudió periodismo en la Escuela Oficial de Periodismo, en Madrid, donde se casó con la española Pilar Guerrero Rodríguez con quien tuvo cuatro hijos y con quien hasta ahora comparte buena parte de su creación literaria.
Es miembro de número de la Academia Boliviana de la Lengua, fue galardonado con el Premio Nacional de Periodismo en 1999 y Premio Libertad 2008 otorgado por la Asociación Nacional de la Prensa (ANP).
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