Recuerdan a víctimas de feminicidio

Los ramos de rosas blancas hacen que la larga hilera de zapatos de tacón, botas y zapatillas deportivas, sin dueñas, resalten aún más por sobre el color lila de las cajas de cartón y las cruces con el nombre de cada una de las víctimas de feminicidio que se armó en el atrio de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA). Ese fue el gesto con el cual, activistas, artistas e instituciones defensoras de los derechos de género, liderados por el Centro Gregoria Apaza y el Centro de Información y Desarrollo de la Mujer (Cidem) recordaron ayer, por Todos Santos, a las cientos de mujeres víctimas de violencia, que en más del 60 por ciento pierde la vida a manos su conyugue o expareja, es decir, son casos de feminicidio.

La música del canta autor Luis Rico le dio un marco de preámbulo, como dictan nuestras tradiciones, al recibimiento de las almas de estas mujeres, al mediodía de ayer. El escenario de la UMSA, donde el rector Waldo Albarracín se unió a la campaña del Cidem, que al margen del matiz cultural, pretende no permitir que los nombres de estas mujeres queden en las estadísticas y se logre la justicia, “anhelada” por sus familiares, es decir, que los culpables de sus muertes purguen la condena que les corresponde.

“No hay justificativo para que hayan sido muertas, son mujeres inocentes, que su único delito ha sido ser mujer, su agresor piensa que porque es mujer le pertenece y por eso la mata”, explicó a EL DIARIO la psicóloga del Cidem Rosario Chuquimia, sobre la carga simbólica que tienen los ramos rosas blancas.

Las flores y los zapatos dan otra carga al significado que tienen las formas de los panes, los platos de comida y otros alimentos que se colocaron en la mesa, que estará hasta el mediodía de hoy, junto a ellas los retratos de algunas de la víctimas, entre las que destaca la periodista Hanalí Huaycho, víctima de feminicidio y que obligó al Gobierno a promulgar la Ley Integral para Garantizar a la Mujer una vida libre de Violencia, Nº 348, (Ley 348).

VÍCTIMAS

El número de mujeres con rostro, cada una con su propia historia, muertas en situaciones de violencia extrema, sólo hasta octubre de este 2014 ya suman 173, una menos que en 2013. En promedio, al menos 20 más que en los últimos cinco años.

“Es simbólico, los zapatos están para representar que estas mujeres tenían un ritmo de vida, una historia, hijos familia y los zapatos siempre simbolizan que vamos a salir, vamos a trabajar, que hay objetivos, entonces, intentamos demostrar que fueron mujeres que dejaron vacíos, sobre todo en sus familias”, detalla Chuquimia.

A pesar de haber sido promulgada la reglamentación de la Ley 348, las frías proyecciones dan cuenta de que el 2014 cerrará con el asesinato de otras 34 mujeres, y de ellas 20 perderán la vida en manos de su ex o pareja actual o por alguien de su círculo familiar íntimo.

Para la directora del Cidem, Mary Marca, una de las formas de detener estas pérdidas, es trabajar en el control del trabajo de las instituciones, fiscalizar si las autoridades están haciendo cumplir lo que estable la Ley 348, que ha hecho que Bolivia destaque a nivel latinoamericano por los avances en las leyes de prevención contra la violencia hacia la mujer.

Si bien existe la norma, Marca ha reiterado en más de una ocasión que ahora corresponde darle vida a esa reglamentación, por ejemplo, velando que se destine ese 10 por ciento de presupuesto, de la partida del IDH (Impuesto de los Hidrocarburos) a la implementación de esta ley, verificar que las casas de acogida, a cargo de municipios y gobernaciones funcionen de manera óptima y que las denuncias sean centralizadas, evitando la re victimización y el contacto con el agresor.

Chuquimia coincide en señalar que si bien las cifras van en aumento, esto puede deberse a la visualización de los casos, es decir, que al conocer de las nuevas normas, más mujeres se animan a denunciar los maltratos y frenar lo que sucedía, por ejemplo, en el campo, donde se veía con mucha naturalidad la muerte de una mujer a manos de su marido, “Hay caso que ni se reportan, pero ahora se están haciendo denuncias”, concluye Chuquimia.