Causa mucha extrañeza a la colectividad nacional el hecho de que la Policía, llegados los últimos meses del año, emprenda batidas por cualquier motivo y que sus componentes consideren, por ejemplo, que se ha violado los reglamentos de Tránsito. Es normal, en esos días, ver a policías parando vehículos, o colocando trampas por estacionamientos, exigiendo presentación de licencias de conducir o, finalmente, “ver” que se haya pasado en luz roja cuando los segunderos de los semáforos dan vía libre.
Es extraña la conducta de los cuadros policiales que, parecería, están a la busca de víctimas que paguen multas por sanciones con miras a reunir dinero para “aguinaldos extras”, cuando se entiende que al igual que los componentes de las Fuerzas Armadas, los que son parte de la Policía (oficiales y tropa) perciben también doble aguinaldo. No se justifica, pues, que haya tanta disciplina, efectividad y conductas draconianas para esquilmar a la colectividad con multas inclusive cuando no existen razones valederas.
Los componentes de la Policía tendrían mucho que hacer reprimiendo delitos en todo sitio del país, velando por la seguridad de las personas, habida cuenta que no sólo los bancos, representaciones diplomáticas e instituciones tienen derecho a contar con la “eficiencia, rapidez, buena organización” de los cuadros policiales.
Las ciudades, especialmente del área troncal, como son La Paz, Cochabamba y Santa Cruz prácticamente están desguarnecidas y son víctimas de asaltantes, violadores, dueños de lo ajeno, carteristas, ladrones de vehículos, etc., etc., mientras los carabineros de la entidad policial se encuentran en pareja, al estilo de los mormones, charlando en las esquinas o paseando por sitios muy concurridos, y, cuando se produce algún robo o asalto, intervienen tarde y mal.
La colectividad nacional siempre ha mostrado mucha comprensión por la situación de los policías, especialmente sus clases y tropa, y así actuó solidariamente con ellos; lamentablemente, no hay retribución a esas conductas colectivas y el descuido y nomeimportismo de los cuadros policiales es absoluto. No es correcto que recién se hayan dinamizado las batidas, porque ahora no existe tranquilidad para manejar ningún automotor ante el temor de que, en cualquier momento o sin motivo alguno, aparezca un varita, oficial o carabinero policial que decida que se cometió alguna falta y cuando hay protesta o reclamo, la respuesta es: “reclame en la central, después de haber pagado la multa”, multa que, así se determine que no hubo falta, no se devuelve y queda todo en las arcas policiales. Sería bueno que el Ministerio de Gobierno tome cartas en este asunto tan delicado y que preocupa a la colectividad por la proliferación de batidas policiales debido a las fiestas de fin de año, cuando aquéllas deberían ser realizadas todos los días para garantizar la seguridad de la ciudadanía.
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