La noticia de perfil
Sin perder la huella de ninguna noticia que ella considera importante, mi socia periodística me comunicó la llegada del Día del Himno Nacional, suceso que no podía pasar desapercibido para ella que es muy patriota, cochabambina y quillacolleña y que comenzó nuestra jornada cantando a dúo conmigo las sagradas estrofas de nuestro himno patrio.
Concluida tal ceremonia, pregunté a mi comadritay dónde le habían enseñado a cantar esas estrofas sagradas, respondiéndome con toda naturalidad que fue en su escuelita de Quillacollo cuando era muy niña y que su maestra le inculcó cantarla siempre de pie y con el mayor respeto, enseñanza que no olvidó hasta hoy, cuando ya es una chola mayor y periodista de profesión.
Tímidamente le pedí que recitara para mí el primer verso de la primera estrofa del sagrado himno, cantando la cholita tímidamente: “Bolivianos helados de frío coronó nuestros votos y anhelos… etc.”.
Dulcificando mi bronca voz dije a mi socia: “No, comadritay, nuestro himno no habla de ‘Bolivianos helados de frío’, pues la verdadera letra nos dice: ‘Bolivianos el hado propicio coronó nuestros votos’, etc., etc.”.
Macacha me miró muy seria y me preguntó con tono extrañado qué era eso de “hado propicio” que nunca había escuchado en ninguna conversación.
Le expliqué lo mejor que pude que el poeta chuquisaqueño José Ignacio de Sanjinés escribió del hado propicio cual una licencia poética que convierte a un hada en un hado, pero nunca en helado.
La cholita quedó absorta con mi explicación y volvió a preguntar: “Si el hado o el hada fue propicio con nosotros, con Bolivia, ¿por qué nuestra historia fue y es tan desventurada y es tan triste y llena de derrotas, desventurada no sólo en lo militar sino en nuestra permanente lucha política...? Ese hado propicio nos ha fallado o vive en otros países”.
Recorriendo varias estrofas, Macacha me preguntó por qué en nuestro Himno Nacional cantamos eso de “esta tierra inocente y hermosa...”, si precisamente no nos caracterizamos por inocentes y casi todos somos culpables de nuestra actual situación; nuestra tierra es hermosa, pero hay muy pocos inocentes.
Invité a mi comadritay a escuchar otra de las cinco partes de nuestro Himno Nacional y casi nos desmayamos al comprobar que en uno de sus versos se dice que en “Bolivia la Justicia puso su trono”, momento en el que decidimos que el poeta se extralimitó en su amor por nuestro país, aunque al final convinimos en que los poetas tienen algo de ángeles, pues viven en su mundo ideal que para los demás no existe.
Concluimos nuestra sesión de honor en homenaje al Himno Nacional de Benedetto Vincenti y José Ignacio de Sanjinés: “Morir antes que esclavos vivir”, dirigiendo nuestro guante a quien se lo chante.
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