Importancia de reeditar literatura sobre el mar

Con el mismo criterio que ha guiado a la Vicepresidencia de la República reeditar las principales obras de la literatura boliviana a ser impresas hasta el año 2025 como homenaje al bicentenario de fundación de nuestro país, sería interesante que se lo haga con las principales obras sobre nuestros derechos a una costa soberana en el océano Pacífico.

La reedición de esas obras escritas desde el año 1904 por diversos escritores, internacionalistas, diplomáticos, estudiosos del problema marítimo, ex–cancilleres, académicos de la historia y de la lengua, periodistas, según lo que recopiló el académico Dn. Raúl Rivadeneira Prada: Autores de obras fundamentales sobre el derecho boliviano al mar: Joaquín Aguirre Lavayén. Guano maldito, 1976; Guerra del Pacífico, 1987; Arturo Arenas. Reintegración marítima, 1921; Orestes Baroffio. Enclaustramiento de Bolivia, 1939; Raúl Botelho Gosálvez. Breve historia del Litoral boliviano, 1978; Fernando Cajías. La Provincia de Atacama, 1975; Alberto Crespo. Los tratados suscritos en Chile en 1895, 1978; Eduardo Diez de Medina. La cuestión del Pacífico y la Política internacional de Bolivia, 1923; Jorge Escobari Cusicanqui. Derecho al mar, 1979; Las diez evasivas chilenas, 1988; Alberto Gutiérrez. La guerra de 1879, año 1920; Walter Montenegro. Oportunidades perdidas, 1987; Edgar Oblitas Fernández. Historia Secreta de la Guerra del Pacífico, 1983; Jorge Ovando Sanz. El enclaustramiento no será perpetuo, 1984; Roberto Querejazu. Guano, salitre, sangre. Historia de la Guerra del Pacífico, 1979; Raúl Rivadeneira Prada. Semántica del problema marítimo, 2011; Casto Rojas. Reintegración marítima de Bolivia, 1927; Abdón Saavedra. Reivindicación marítima, 1966; Juan Siles Guevara. Ensayo crítico sobre Chile y Bolivia, 1966; Le droit bolivien au Pacifique, 1978; Santiago Vaca Guzmán. La usurpación en el Pacífico.

Al margen de los nombrados en la anterior recopilación, se puede señalar muchos ensayos, artículos, folletos, libros de escritores, pensadores, diplomáticos, sociólogos y de otras disciplinas como: Franz Tamayo, Alcides Arguedas, Fernando Diez de Medina, Jacobo Libermann, Federico Nielsen Reyes con su libro “Volveremos a la vecindad del mundo”, edición de 1967; Alberto Crespo, Huáscar Cajías, Renán Estenssoro Alborta, Guillermo Céspedes Rivera, Augusto Guzmán, Porfirio Díaz Machicao, Humberto Vasquez Machicao, Adolfo Costa Du Rels, Guillermo Gutiérrez Vea Murguía, Guillermo Bedregal Gutiérrez, Tomás Guillermo Elío, José Luis Roca, José Antonio Arce, Alberto Zuazo Nathes, Mariano Baptista Gumucio, Rodolfo Salamanca Lafuente, Gastón Velasco y muchos otros que han hecho conciencia del problema y han aportado todo lo que su sentido de justicia y país les dictó.

Recopilar en ediciones –si fuera posible de distribución gratuita- todas estas obras contribuiría grandemente a conocer y comprender mejor el más que centenario problema, las razones que nos asisten para reclamar una salida con soberanía al océano Pacífico, por la urgencia de que la comunidad internacional entienda nuestros reclamos. Además, sería un medio para mostrar los continuos asaltos que hemos sufrido por parte de Chile desde mucho antes del año 1879; el aprovechamiento de los ríos Mauri, Lauca, las aguas del Silala, etc., etc. y, tal vez lo permanente, el desconocimiento e incumplimiento del Tratado de 1904 y de otros tratados a partir de 1895.

Todo este tesoro bibliográfico serviría a escuelas, colegios, universidades, instituciones culturales, estudiosos y organismos del Estado para que, conjuntamente el cuerpo diplomático y consular del país, se haga conocer a todo nivel; que el mundo sepa, en detalle, las razones que nos asisten para exigir, por lo menos en parte, la reparación a la injusta apropiación de un territorio que es la base sustantiva de la economía chilena que explota las tierras arrebatadas por la fuerza.

El Gobierno anuncia permanentemente contar con muchos ingresos financieros y, en muchos casos, contrae deudas para obras que deben realizarse y que deberían solventarse con el producto de las exportaciones de gas, minerales y materias primas. Lograr un monto importante de dinero para reeditar lo escrito sobre nuestros derechos al mar, sería realmente una labor patriótica que complemente los reclamos que se hacen ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya y que requiere ser apoyada por todos, puesto que es el medio de unidad de los bolivianos.

Sin restar méritos a las “obras del centenario” que editará la Vicepresidencia, tal vez sería mucho más importante y perentorio el reeditar obras de autores bolivianos que han dedicado su saber, investigaciones, experiencias, conciencia de país sobre el problema que es nexo de unidad, porque no hay unión más sólida que el eslabón que significa nuestro derecho a una costa soberana.

Muchas veces, los bolivianos perdemos lo que tenemos tan sólo por desconocimiento de su gran valía; perdemos por descuido, dejadez, negligencia, nomeimportismos político-partidistas, ignorancia de lo importante que es hasta para contar con el respeto y la solidaridad de muchos países que nos ignoran y hacen poco honor a nuestros reclamos.