Impertinente liderazgo

La propuesta de estados en desarrollo sin litoral para que Bolivia asuma la presidencia de la organización, por la plausible “defensa” del mar como patrimonio de la humanidad, asumida por el presidente Evo Morales, en la reunión del grupo de 32 países, celebrada por la ONU en Viena, no es pertinente ni oportuna. Tampoco lo es la intención de reunirlos en Bolivia en 2015.

Resulta impertinente, por cuanto Bolivia no es un país nacido sin litoral, es víctima accidental del secuestro de su litoral, y mantiene su cualidad marítima primigenia, originaria, con derecho a sus propias costas, hoy en proceso de recuperación. Es decir que virtualmente nuestro país no pertenece definitivamente a aquel infortunado grupo de países en desarrollo sin mar, que hoy se encuentran dispersos por todo el planeta. Sin embargo somos como hermanos solidarios.

Es inoportuno el patrocinio e invitación al señalado grupo de países para una nueva cita onerosa y otro despilfarro en desmedro de nuestra economía (recordemos la “cumbre” del G-77, cita onerosa que respondió a intereses políticos del momento, más que al interés social y económico del país). Pero si bien esto puede parecer impertinente, en realidad no lo es.

Hoy el Estado Plurinacional, consumada la reelección, enfrenta problemas de tipo político, económico y social, como desempleo, insuficiencia de energía, injusticia y corrupción habidos y por haber. Erosionada la capacidad adquisitiva de las clases empobrecidas y comprometido además en el esfuerzo por recuperar el recurso marítimo, el mandatario precisa de un liderazgo claro que tenga visión de país, que diga a dónde va a conducir a Bolivia hasta el inexorable momento en que deje sus funciones, evitando comprometer a nuestro Estado en representaciones estériles e inconducentes, alejándonos del debate central y de avanzar en el mundo del trabajo, que sí tenemos que asumir, porque definitivamente el mundo no está en contra nuestra.

El autor es abogado.