Millones de hispanos en Estados Unidos sintieron ayer compensada su lucha migratoria con la orden presidencial que frena millones de deportaciones, mientras se organizan para la batalla burocrática con la Administración y renuevan la presión para una reforma migratoria integral.
Las medidas unilaterales del presidente Barack Obama anunciadas el jueves, calificado como un “día histórico” y de regocijo para los inmigrantes. Para los activistas esto significa una “luz a la mitad del túnel” y un impulso para pelear por la regularización de “todos”, en referencia a los 11 millones de indocumentados que se calcula viven en el país.
“Nosotros continuaremos la lucha hasta lograr una verdadera reforma migratoria integral... aquí les queda el reto a los republicanos”, dijo Francisco Portillo, presidente de la Organización Hondureña Integrada Francisco Morazán, en Miami.
El decreto de Obama evitará temporalmente la deportación de unos 5 millones de indocumentados, entre ellos padres de ciudadanos estadounidenses o de residentes permanentes.