La burbuja en la economía de Bolivia

En los últimos ocho años, la economía de Bolivia vivió una burbuja, por los altos precios de los productos que exporta. Como el fenómeno era temporal, al presente pareciera estar llegando a su conclusión. Sin embargo, es necesario establecer que por esta razón no se está confrontando una crisis interna letal.

La producción nacional creció en casi todos los sectores, por lo que se halla en capacidad de sobrellevar la emergencia. En esto, tiene razón el ministro de Economía, Luis Arce, pero hay que hacer la salvedad de que no es precisamente su obra.

Más bien, frenó la autonomía de los departamentos, impidiendo la ejecución de sus proyectos de desarrollo, y tuvo el desacierto de endeudar al país en mil millones de dólares, mediante la emisión de bonos soberanos, con la idea de que el país ingresaba de ese modo al mercado internacional de capitales, lo que atraería inversión externa.

Arce pasó por alto dos cuestiones elementales. Bolivia carece en la actualidad del Estado de Derecho y de una Ley de inversiones. Sin estos dos componentes básicos, nadie se atreverá a efectuar inversiones de las magnitudes que requiere Bolivia, para explotar sus ingentes riquezas naturales e industrializarlas.

Cuando existe el Estado de Derecho, judicialmente se garantiza las inversiones. Esto no ocurre con el régimen del MAS porque, después de alucinaciones o pesadillas nocturnas de sus jerarcas, se nacionaliza empresas sin responsabilidad alguna. De su parte, la Ley de inversiones complementa el Estado de Derecho y establece las condiciones en las que el capital internacional puede operar en el país.

Al estarse acabando el ciclo de precios excepcionales, Bolivia vuelve a la realidad de sus posibilidades. Pero, aun así, cuenta todavía con buenas perspectivas en el mercado externo. Según los expertos, los precios sólo se están ajustando a la realidad global.

La prueba está en El Monitor Macro Económico de la Cámara Nacional de Industrias. Informa que a septiembre, las exportaciones alcanzaron a 9.987 millones de dólares, 9% más que a igual mes de 2013. Las reservas internacionales netas, a octubre ascendieron a 15.387 millones de dólares, mientras que al mismo mes en 2013 fueron menores: 14.430 millones de dólares.

El economista Horst Grebe López, en un artículo de prensa, destaca que entre los años 2000 y 2008, los ingresos por los productos primarios que exportó Bolivia crecieron a una tasa media anual de 17,4%, ritmo que se redujo al 4,9% en el período 2010-2013.

Más adelante, anota que algo de cierto hay cuando las autoridades sostienen que la economía boliviana no será afectada por la caída de precios en el mercado externo, “debido a que el país dispone de un blindaje altamente confiable”. El mismo serían las elevadas reservas internacionales, una inflación sometida a control y al crecimiento, superior al del resto de las economías suramericanas, al menos en este año.

Empero, el Dr. Grebe advierte sobre las debilidades que todavía persisten en el país. Entre ellas, las siguientes:

La heterogeneidad del aparato productivo, la informalidad del mercado laboral y la escasa atención que se ha prestado, por parte de las políticas públicas, al aumento sostenido de la productividad.

En un segundo lugar, observa la elevada incidencia de las importaciones en la oferta global, donde figura el abastecimiento externo de carburantes. Pero también, importaciones de bienes suntuarios y prescindibles, atribuibles en buena medida a la sobrevaluación del tipo de cambio, que resta competitividad a las actividades productivas.

Hace referencia, por último, a la gran cantidad de compromisos fiscales contraídos por el oficialismo en la campaña electoral, a lo que se suma la repercusión fiscal que tendrán directa e indirectamente las nuevas circunstancias externas.

El proyecto del Presupuesto Nacional para 2015, presentado por el ministro Arce, no refleja ponderación ni austeridad, previsiones que hay que adoptarlas para enfrentar eventuales complicaciones. Como si no estuviera pasando nada en la economía mundial, aumenta en 13% y 16% el consolidado y el agregado, respectivamente. Sus montos en dólares serían del orden de los 221.181 millones y 300.555,2 millones.

Una vez conocidos los pormenores del presupuesto, surgieron cuestionamientos. De “presupuesto obeso”, lo calificó el doctor en economía Juan Antonio Morales, actual profesor de la Universidad Católica y ex presidente del Banco Central de Bolivia.

“El gasto presupuestado de 91.000 millones de bolivianos (37% del PIB) para las opacas empresas públicas es gigantesco. El programa de inversiones públicas (6.179 millones de dólares) es demasiado grande”. Observa también que las transferencias del TGE a los gobiernos subnacionales, más las regalías, aumenten en 20%.

De su parte, el Ing. Mauricio Medinaceli Monrroy, consultor internacional y ex ministro de Energía, en un “Estudio sobre el precio del petróleo y el crecimiento económico”, pone en duda que el PIB (Producto Interno Bruto), que mide el crecimiento de la economía anual, en 2015 llegue a ser de 5,9%, como prevé el presupuesto fiscal. Este año concluiría en el 5,7% y en 2013 llegó al 6,87%.

Menciona que, la CEPAL calcula que sería de 5,5%, El FMI (Fondo Monetario Internacional) de 5,0% y el Banco Mundial de 4,3%. De su parte, Medinacelli, luego de hacer estudios y cálculos, concluye que el crecimiento de la economía en 2015 se situaría en el orden de 4,5%, sólo un poco más elevado que el de 2010.

En respaldo de ello, expone: “Si el precio del WTI para 2015 se mantiene en un promedio de 80 dólares el barril y la economía brasileña crece en el orden del 1% anual, el crecimiento de la economía boliviana se situaría en el 4,5%”.