Boris Santos Gómez Úzqueda
Los nuevos liderazgos de las ciudades se están enfocando en reducir consumo de energía (electricidad y combustibles fósiles derivados del petróleo) y buscando, entre otros, un nuevo desarrollo urbano sostenible desde la perspectiva del transporte.
Movilidad urbana sostenible es cuando un municipio tiene sistemas de transporte público cómodos para el usuario: de preferencia utilizando combustible (energía) de fuentes renovables y con fuerte apoyo de gobiernos estaduales y estatales. Es una política pública estatal que trasciende a gobiernos y se aplica, por obviedad, en los municipios, que son los estamentos públicos más cercanos al ciudadano.
Grandes ciudades modernas dan preferencia al peatón/ciudadano antes que al vehículo. Se está privilegiando, en consecuencia, obras que si bien engrandezcan la infraestructura urbana de servicios, se enfoquen a atender al peatón, ¡que además es ciudadano y paga impuestos municipales!
El transporte público masivo es una de las principales respuestas al ciudadano/peatón.
Mientras mejor y más masivo sea un transporte público, menos combustible consumirán los vehículos privados.
Naturalmente, en el caso boliviano entra en análisis el tema de los vehículos “chutos” o “nacionalizados” que además de no guardar las características técnicas de modernidad, son antiguos, reacondicionados (convertidos de combustible a gas) y han ingresado por miles, cuando en otros países (generalmente del primer mundo) los rechazaron porque son altamente consumidores de combustible, lubricantes y generan colapso urbano.
Movilidad urbana es más que un concepto, es una política de transporte masivo dirigido, además de afectar positivamente a las ciudades y sus peatones, a reducir el consumo de combustible, mejorando las condiciones ambientales de la ciudad.
En la próxima planeación estratégica que merecerán las principales ciudades bolivianas a propósito de las elecciones municipales y departamentales, es más que importante tomar en cuenta el concepto de movilidad urbana: personas desplazándose para llegar a su destino, utilizando transporte público masivo, bicicletas y generando ahorros en combustibles y lubricantes.
Una ciudad es considerada moderna y de atención preferente al ciudadano/peatón cuando tiene un sistema de movilidad urbana sostenible, con sistemas de transporte público cómodos para el usuario y cuyo combustible provenga de energías renovables (masificación de uso de gas natural vehicular o comprimido, por ejemplo).
Las ciudades de América Latina están implementando Sistemas de Transporte Público Masivo de Autobuses (BRT Bus Rapid Transit).
Un ejemplo concreto: Curitiba, Brasil, con su sistema BRT para que el ciudadano tenga menos coste de movilización en autobuses modernos con carriles apropiados para el efecto. Bogotá y México DF están siguiendo los pasos.
Ahorro de combustible, mejores vías, más expeditas, ahorro de tiempo de transporte, mejora de la calidad de vida, amigable ambientalmente y dinero municipal mejor distribuido son los resultados de estas políticas que conducen, además, a dar el verdadero salto cualitativo a la modernización de la ciudad.
Helsinki anunció un ambicioso programa de movilidad, por lo que a fines de 2015 una gran mayoría de sus ciudadanos ¡ya no tendrá que usar automóvil propio!
Un cambio de paradigma en municipios es importante: hacer obras para facilitar la vida de los ciudadanos. Empecemos a hacer obras de magnitud y para largo plazo, consolidando sistemas de transporte urbano masivo. Empecemos a ahorrar combustibles, ya que, como sabemos, estaremos un poco necesitados de ellos, por la poca inversión en el sector energético boliviano.
En México se tiene una norma municipal privilegiando el transporte urbano masivo: construcción de más líneas de metro, metrobús y ciclovías.
Una nueva política nacional de desarrollo urbano proyecta ciudades compactas, que además de crecer verticalmente garanticen transporte masivo con bajo costo. México DF tiene -como las ciudades bolivianas- la permanente necesidad de actualizar los planes de desarrollo, pues uno de los mayores retos a los que se enfrenta es su expansión anárquica (sin servicios y sin planificación).
Copenhague, Dinamarca, ha modificado en diversas ocasiones su plan de desarrollo urbano privilegiando la urbanización a partir de sistemas de transporte masivo.
El nuevo modelo de Desarrollo Urbano está enfocado a la sostenibilidad y a la consolidación de ciudades inteligentes. El transporte masivo contribuye plenamente a ese concepto.
Para seguir con ejemplos: más del 90% de la población argentina vive en centros urbanos (informe ONU 2012), por ello los gobiernos Municipales están ante el reto de “repensar una planificación urbana”, profesionalizando sus equipos técnicos: haciendo políticas públicas municipales.
El autor es consultor del sector privado.
Síguelo en twitter> @bguzqueda
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