Ariel Benavides Gisbert
El Club Rotary es una organización internacional integrada por líderes empresariales y profesionales que brinda servicios humanitarios, alienta la práctica de elevadas normas de ética en todas las ocupaciones y contribuye al desarrollo de la buena voluntad y la paz en todo el mundo.
Por su parte, la Fundación Rotaria tiene como su principal misión propiciar que los principios rotarios se plasmen a través del mejoramiento de la salud, el apoyo a la educación y la mitigación de la pobreza.
Y en esta oportunidad, los rotarios queremos informar a nuestra comunidad acerca de las modalidades que brinda el Rotary para abordar el tema de la educación.
Una nueva concepción más amplia de la educación nos la señaló tiempo atrás el francés Jacques Delors, cuando nos recordó que “la educación debería llevar a cada persona a descubrir, despertar e incrementar sus posibilidades creativas, actualizando así el tesoro escondido en cada uno de nosotros, lo cual supone trascender una visión puramente instrumental de la educación, percibida como la vía obligada para obtener determinados resultados (experiencia práctica, adquisición de capacidades diversas, fines de carácter económico)”.
La Ley No. 070 de Educación, muy acertadamente ha recibido esta inspiración y entendemos interculturalidad como la posibilidad de diálogo entre las diferentes culturas dentro del país. “Se promueve prácticas de interacción entre diferentes pueblos y culturas desarrollando actitudes de valoración, convivencia y diálogo entre distintas visiones del mundo para proyectar y universalizar la sabiduría propia” (Ley No.070, Art. 6, II).
En síntesis, la educación es el fenómeno social por el que, mediante prácticas organizadas de enseñanza-aprendizaje, el individuo y los grupos internalizan los significados culturales que permiten la adaptación social y la formación personal integral y perfectiva.
Si bien el asunto esencial de la educación ha sido siempre el tipo de hombre y de sociedad que se espera obtener, no menos cierto es que todo sistema educativo está diseñado en función de los problemas que cada sociedad afronta.
En 1930 Paul Harris nos instaba a evolucionar constantemente y a ser revolucionarios en algunas ocasiones para que Rotary pueda alcanzar su destino. Pues bien ahora es necesario en el mundo y especialmente en Bolivia acompañar y orientar la verdadera revolución, la revolución de la educación, para enfrentar los retos y oportunidades de la sociedad del conocimiento y la tecnología.
Es evidente que la dimensión moral no solamente ofrece nociones básicas que permitan juzgar la acción de cada individuo con respecto a sus semejantes como “buena o mala”, “justa o injusta”, “correcta o incorrecta”, etc., sino que instaura en el sujeto la relación con la ley.
En una aproximación general se designa por ‘moral’ el ámbito que engloba el conjunto de acciones humanas susceptibles de ser sancionadas como “buenas o malas” de acuerdo a un sistema de normas que rigen el comportamiento individual.
En el núcleo de la educación moral se halla implicada la noción de valor. Con esta noción no nos referimos por supuesto a aquellos “productos” que cada sociedad estima como “valiosos” (como por ejemplo el “valor económico” de una mercancía o el “valor estético” de una obra de arte), sino a aquel elemento humano que concentra todas las aspiraciones morales de una cultura y los ideales éticos de una sociedad. No puede existir ninguna praxis humana y social sin la presencia de los valores.
Pues bien, la Ética viene a ser la disciplina de conocimiento filosófico en que se reflexiona sistemáticamente lo que se presenta en la moral. Los actos humanos no son primariamente éticos sino morales, pero estos se convierten en éticos toda vez que son atravesados por el trabajo reflexivo.
Hay actualmente dos civilizaciones, la nuestra de las personas mayores y la de los jóvenes. La nuestra, como personas mayores, ciertamente estuvo siempre de una u otra manera impregnada de valores y principios. Pero la de los jóvenes de ahora está impregnada fundamentalmente de pragmatismo.
Necesitamos, por lo tanto, reflexionar, diseñar, implementar y evaluar proyectos educativos para que las dos civilizaciones se conecten en el presente con el objeto de preservar el futuro de la humanidad.
De todos modos, algo que nos queda absolutamente claro es que para afrontar los retos y desafíos del Siglo XXI, aquellos que adquieran una “cultura científica” tendrán una decisiva ventaja sobre los otros, de manera que cualquier sociedad tomará una decisión inteligente si apuesta a invertir la mayor cantidad de sus recursos en la educación.
Una nueva concepción más amplia, de la educación en nuestra comunidad, debería llevar a cada persona a descubrir, despertar e incrementar sus posibilidades creativas y de talento humano natural, lo cual supone trascender una visión puramente instrumental de la educación, hacia una educación integral humana, con valores, como la que promueve precisamente el Rotary Club de La Paz, a través del fomento del “aprender a aprender”.
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