Ola de “feminicidios” e infanticidios

El pueblo boliviano se encuentra asombrado al observar a diario una sucesión de crímenes inenarrables cometidos en mujeres y niños y no sólo en lo que se refiere a su cantidad sino en especial a cómo se los comete.

Los “feminicidios” han aparecido en años recientes en proporción creciente, al extremo de registrarse alrededor de cuarenta al año. Ese fenómeno se hace más inexplicable desde el momento en que la ola de crímenes empezó a producirse cuando personajes del oficialismo comenzaron a pregonar que era necesario reducir la violencia contra las mujeres. Pero el problema se hizo más ostensible a partir de la fecha en que se puso en vigencia leyes presuntamente destinadas a cortar de raíz los “feminicidios”, así como toda clase de violencia contra las mujeres.

En efecto, desde que fueron aprobadas esas disposiciones y se lanzó grandes campañas para defender a las mujeres y evitar que sean cruelmente asesinadas, empezó a estallar la violencia contra el género femenino hasta alcanzar proporciones que son preocupación general, merecen grandes titulares de prensa y todos los medios de comunicación le dedican enjundiosos editoriales y comentarios.

Pero, si por un lado se informa de esas actos inhumanos, por otro, se ha presentado otra ola de violencia no menos trágica, esta vez contra menores de edad e inclusive niños de pocos meses de vida que perdieron la vida de forma horrenda. Los casos concretos son numerosos y también se producen a partir del momento en que se dictó medidas legales para su represión y cuando se lanza intensas campañas publicitarias, medidas que, al parecer, provocan lo contrario de lo que predican.

El caso más notable de infanticidio ocurrió con el niño Alexander que, sin embargo, no ha sido esclarecido pese a la presión social y las conminatorias de altas autoridades del Gobierno y que inclusive originaron que el presidente Evo Morales llame la atención a sus principales colaboradores, actitud que fue calificada por la Ministro de Comunicaciones como un “jalón de orejas”, que sería de esperar tenga resultados.

De todas maneras, lo notable de esta ola de “feminicidios” e infanticidios es su intensidad y que pese a las campañas, más bien aumentan, lo que querría decir que algo no está funcionando en la lógica oficial. En efecto, se podría anticipar que si bien existen buenas intenciones, éstas no son acertadas porque no atacan las causas de la cuestión, sino que se limitan exclusivamente a los efectos. Es más, se estaría echando más leña a las causas, por lo cual se podría observar que el horizonte social muestra negros nubarrones que amenazan tempestad.