Cartas
Señor Director:
En estos días veo a un muchacho de más o menos 18 años, lo conozco desde hace unos tres años y solicita que se le colabore con unas moneditas. Así como este muchacho, otros están deambulando por nuestras ciudades, dedicados al consumo de todo tipo de estupefacientes, como también de alcohol, sin que alguna autoridad se interese por ellos. Estos desamparados caminan en grupos y en algunos casos con bebés en sus brazos. Otros caminan como “zombis”, inhalando algún estupefaciente. La posibilidad de que dejen este vicio es imposible porque a cada paso se encuentra a estos grupos y lo primero que ofrecen es la botellita con la bebida alcohólica o la posibilidad de adquirir al crédito la droga, que se expende libremente en nuestras calles, para que los proveedores no se queden sin el potencial cliente.
La ausencia de políticas a este respecto es notoria, si bien hay restricción parcial al consumo de bebidas alcohólicas y toleradas, como en fiestas patronales o fiestas de cualquier tipo, donde se consume en plena vía pública, al extremo de un consumo indiscriminado. ¿Algún Gobierno se preocupará por este problema que incluso atenta contra la salud de la población?, porque muchos de estos ciudadanos enviciados tienen dolencias graves, como la tuberculosis e infecciones infecto contagiosas por la promiscuidad en la que viven.
Reiteramos que muchos de ellos caminan como “zombis”, sin importarles lo que les rodea; su futuro es incierto, por falta de organismos que se preocupen por una reinserción de esos ciudadanos o por elaborar políticas de Estado, como tanto se pregona. Y ellos no son unos cuantos, pues en la ciudad de La Paz tranquilamente su número rebasa el millar, con incremento diario. Algunos se incluyen en ese ejército hasta por rebeldía y muchas veces justificada por la falta de empleo.
Tenemos normativas para defensa de niños, mujeres, personas de la tercera edad, etc., etc., pero siguen ocurriendo más muertes, crímenes horrendos y los autores pueden ser alcohólicos frecuentes, por lo que me permito solicitar la habilitación de un hospital para rehabilitación o reinserción a la sociedad. Así no estaremos lamentando hechos violentos por no darles las moneditas que exigen los mencionados, algunos de los cuales salen obligados en las noches buscando víctimas, especialmente ebrios ocasionales y en muchos casos se les va la mano al victimar o lesionar seriamente a las personas. También es necesaria la aplicación de una Ley Seca, de cuatro de la madrugada hasta las doce del mediodía, a fin de reducir en alguna medida el consumo especialmente de bebidas alcohólicas.
Juan López Sanjinés
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