Testimonios de vida
Dos testimonios de exinstitucionalizados en orfanatos revelan el maltrato psicológico y físico que se ejercerían dentro de un centro de acogida. Ambos aseguran que el caso “Alexander no es nada a todo lo que pasa dentro”. EL DIARIO conoció la realidad de estas personas y cómo vivieron en estos centros.
G.C., a tiempo de pedir reserva de su identidad, dijo que él como muchos internos fue una persona institucionalizada en un hogar de acogida desde sus 11 años.
Durante la entrevista, G.C. relató la experiencia que tuvo dentro del centro que lo acogió hasta sus 18 años y hoy las comparte con los jóvenes que sufren también de abandono.
“Los hogares nacieron por necesidad de la guerra donde muchos niños se quedaron sin padres, ahora tenemos un contexto diferente porque las leyes han cambiado, el entorno es otro, antes incluso nos juntaban con aquellos que no podían ir a la cárcel, en los hogares o tienes miedo o das pena”, explicó.
En criterio del entrevistado, a los Servicios de Gestión Social y Defensorías incluso el mismo Gobierno Nacional, “no les importa nada, les vale, lo que uno vive ahí”. La raíz del problema se suscita en que los padres abandonan a esos niños. “El Gobierno busca tapar un hoyo, cavando otro, la realidad dentro de los hogares es realmente intolerante, ¿quién puede ver eso?, ¿a quién denunciamos esta amenaza?, tienes comida, ropa, casa, que más quieres me decían”, recordó.
Para G.C. el maltrato en los hogares es normal: “El caso que están dando a conocer los medios de comunicación, es el menos relevante, tras de ello existe una realidad del maltrato porque los educadores te pegaban de la nada, te obligaban a comer pan duro y hacer cosas que no puedes, hasta las evaluaciones psicológicas son un trauma por el trato, la mayoría de los niños que egresan de los hogares salen con odio y rencor, ¿dónde está el Gobierno?”, se preguntó.
Hoy G.C. afronta la realidad social de una forma muy madura y ayuda a los niños en situación de abandono a superarse, aseguró que fue muy difícil vivir en los hogares, sobre todo aquellos que eran administrados por los Servicios de Gestión Social (Sedeges).
“QUIERO AYUDAR”
Por su parte, V.L., quien pidió también reserva de su identidad por posibles represalias, contó su situación de vida luego de que fuera abandonado por sus padres cuando tenía dos años en su lugar de origen, Potosí.
“Fui abandonado a mis dos años, me críe en casa del departamento de Potosí, me considero huérfano absoluto”, dijo al inicio de la entrevista, y en su mirada cálida muestra sencillez y cariño por los demás. “Hoy en día la realidad es otra, de antes recuerdo que los educadores nos trataban de manera muy dura, nos hacían levantar muy temprano, la educación, la ropa, la alimentación no era suficiente, ahora hay normas y leyes pero el maltrato en todas sus facetas está vigente y al pareces es peor”, opinó.
En la actualidad, V.L. busca trabajar y ayudar a los menores, que como él viven en lugares de acogida, se está superando poco a poco y está a un paso de obtener su Licenciatura en Trabajo Social, su sonrisa muestra la alegría de haber elegido un buen camino.
“Dios a mí siempre me acompañado, he obtenido una beca de Alemania y he podido lograr mis metas, trabajo en apoyar la adopción de los niños porque es verídico que en los hogares existen maltrato psicológico y físico, recuerdo que no quería comer mi pan y me obligaban a comer a la fuerza con palo, actos muy violentos”, contó.
Según relato de V.L, lo más duro de vivir en un hogar es no tener una familia, a su criterio los educadores administradores creen que el otorgar ropa y comida les da derecho a someter a los menores al maltrato descargando su furia.
“Los Sedeges en vez de apoyar incluso se dan el lujo de rechazar apoyo internacional, y eso nadie lo controla, es lamentable porque al parecer la política se apodera de cosas que no valen la pena, como son los trabajadores de estas instituciones, por ejemplo yo no conozco un seguimiento de mi caso hasta mi egreso”, concluyó.
DENUNCIAS
Dentro de los centros de acogida los que más presentan falencias son aquellos controlados por el Sedeges. Este medio trató de comunicarse con el personal de esta instancia para conocer una postura actual, pero ni las llamadas ni las visitas tuvieron éxito. A nivel nacional en Cochabamba y Sucre se realizaron inspecciones.
Al menos dos denuncias en contra de las educadoras por maltrato a los niños del hogar Virgen de Fátima fueron reveladas en las últimas horas. Una de ellas llegó hasta el despacho del gobernador César Cocarico en abril de 2012, la otra llegó el 13 de agosto del 2013, pero hasta la fecha no se hizo nada.
Al respecto, el gobernador Cocarico afirmó que no conocía las denuncias enviadas a su despacho. “No todas las notas llegan a mi poder, yo tengo un secretario general que ve. No las vi, no me llegaron”, justificó.
DATOS
- Según un estudio realizado por la Defensoría del Pueblo en Bolivia la población menor de 18 años alcanza los 4,4 millones de habitantes.
- De esta cifra, siete de cada 10 niñas, niños o adolescentes son blanco de maltrato en sus hogares, en unidades educativas o en su lugar de trabajo.
- 3.000 de ellos y ellas viven en situación de calle y precisan la acogida y protección de la sociedad, a través de las instituciones llamadas por ley a cumplir su rol como parte del Estado.
- Actualmente, 20.000 niñas y niños están viviendo en hogares de acogida a lo largo del país. El 80 por ciento de éstos tiene familia, pero, por razones de algún tipo de disfuncionalidad, no pueden vivir bajo el mismo techo.
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