La absolución de un policía blanco que mató en agosto a un joven negro desarmado en la localidad del Estado de Misuri desató graves disturbios raciales en las calles de la pequeña ciudad estadounidense de Ferguson. Hay más de 60 detenidos, según reportes informativos.
Los manifestantes arrojaron objetos a los agentes que utilizaron gases lacrimógenos. Dos coches patrulla y una docena de vehículos particulares fueron incendiados, al igual que numerosos edificios, además del saqueo de tiendas y negocios, por lo que las autoridades han declarado el estado de emergencia.
En una improvisada rueda de prensa, el jefe local de Policía, Jon Belmar, ha asegurado que los disturbios eran aún más graves que los ocurridos en agosto pasado, pero no se registraron casos de muerte en los enfrentamientos.