La etapa intermedia

Retomando el valioso análisis histórico-político que realiza Alberto Zuazo Nathes, en su compilación titulada: “Delirios por el poder”, rescataré algunos fragmentos muy ilustrativos del periodo 2001 a agosto 2003.

Con la propuesta de Felipe Quispe para intervenir en las elecciones generales del 2002, se abre un planteamiento enteramente nuevo, Zuazo señala de manera premonitoria “el surgimiento del MIP es un desafío abierto al sistema político e institucional del país, ya que lo que éste anuncia, es que una vez que el movimiento indígena llegue al poder impondrá una nueva Constitución, en la que se establecerá que los campesinos primarán sobre el resto de la población”. ¿No estamos viviendo parcialmente esa propuesta?

El 2001 se refirió al voto de los emigrados, señalando que “reitero hoy que es respetable la decisión que asumieron los emigrados de abandonar el país, por lo menos temporalmente”. Empero, ratificó también que los emigrados no están en aptitud de votar para la conformación del Gobierno”. Las elecciones del 2014 concretaron el voto de los bolivianos dispersos en varios países del continente y de Europa.

El 2002, argumentó sobre la “reelección presidencial”, “el anteproyecto del Consejo Ciudadano sobre la reforma constitucional ha planteado la conveniencia de aplicar la reelección del Presidente y Vicepresidente de la República por una sola vez, a la luz de las nuevas condiciones electorales que vive el país”. Prosigue: “la posibilidad de la reelección es una idea controvertida en muchas partes, aunque en el primer mundo se aceptada como una manera de dar continuidad a una buena administración. En el caso nuestro, plantearla en el pasado, provocaba poco menos que un escándalo, porque no había garantía de imparcialidad y limpieza en los procesos electorales”. La re-reelección del 2014, y la probabilidad de “reelección indefinida”, frente a las fuertes críticas a la gestión del TSE, sin duda avalan las críticas y la duda de la ciudadanía, frente a este cuestionable planteamiento que atenta contra la democracia.

Una columna escrita el 2004, sobre “la viabilidad de Bolivia”, señala grandes verdades: “Pese a los 178 años de vida republicana que tiene Bolivia, sigue en duda -quizás ahora más que nunca- su viabilidad, lo que implica la capacidad de sostenerse como nación independiente y con posibilidades de crecer y desarrollarse, como un ser vivo y autosuficiente”. Prosigue: “el problema más grave que tiene es que carece de gobernabilidad. La autoridad se ha deteriorado tanto que al presente cualquier hace lo que le parece. Ahí están la ocupación de tierras, la toma de oficinas públicas, el bloqueo de caminos y la amenaza constante de suspender el pago de tributos”. “El atropello, la agresión, el crimen son los recursos a los que se apela para imponer una voluntad determinada”. ¿Pasa algo parecido el 2014?

Para concluir este repaso, en ¿quiebre de la gobernabilidad? apunta: “Tal como se presentan las cosas, los sucesos del 12 y 13 de febrero (2003) parece que fueran el anticipo de otras acciones parecidas en los casos en que el Gobierno elija un puerto chileno para la exportación de gas a los Estados Unidos y la inclusión de Bolivia en el ALCA. Al menos esa fue la advertencia del jefe del MAS, quien se siente dueño de la verdad en temas de tanta trascendencia para el interés nacional. Su olímpica ignorancia de los asuntos de Estado lo lleva a esos extravíos, con los que no hace otra cosa que avasallar la gobernabilidad”. A partir de ese momento, los asuntos nacionales dieron un giro de 180º para situarnos en el punto donde estamos y al mando de quien sabemos.