Alexander, un nuevo drama infantil

La episódica y dramática vejación y muerte de Alexander de 8 meses de edad, es el efecto de una mala administración y falta de seguimiento de los mecanismos y entidades públicas en lo grande y en lo chico, así como la inexistencia de coordinación y enlace entre las mismas. Lo demuestra no sólo este fatal desenlace, sino en su conjunto el hogar Virgen de Fátima, sin personal profesional -posiblemente designado en función partidista o de parentesco, como se empieza a denunciar- falto de infraestructura y de medios de atención adecuados de niños y niñas, entre los que muchos se encuentran sin autorización judicial. Se denuncia que tampoco es la primera vez que se viola en el indicado establecimiento.

Omisiones similares de las autoridades, con frecuencia hacen víctimas a los sectores más desvalidos de la sociedad: niños, enfermos y gente necesitada. Este caso que por su monstruosidad la mente se niega a concebir, debe servir, al menos, para golpear la sensibilidad y el celo funcionario de los mandos administrativos con el propósito de velar para que estos hechos, que avergüenzan a toda la sociedad, encuentren fin. Suman al año cientos de violaciones y asesinatos de infantes en todo el territorio nacional.

Entre los acusados, tanto detenidos preventivos como recluidos en sus domicilios, parecen no encontrarse los más implicados en el hecho, mientras el personal masculino del Virgen de Fátima goza de libertad. En un primer momento, la gobernación los presentó como despedidos de sus funciones, luego se supo que se les concedió vacación. Una hipótesis muy posible es que precisamente entre ellos pueda encontrarse el violador, aunque los exámenes forenses fluctúan con imprecisión entre violación o torpe toma de temperatura por vía rectal.

Se deja de percibir una desviación investigativa, apuntando la culpabilidad al personal médico y paramédico del Hospital del Niño, que logró estabilizar al infante de sus deficiencias cardiológicas y de un cuadro de bronco aspiración. Por contrapartida, supuestamente una enfermera confundió los datos de atención de Alexander con los de otro paciente, aportando un elemento que no debería tener lugar en este ni en ningún caso.

Otra hipótesis de los primeros momentos señaló, de modo casi inverosímil, que la presunta violación ocurrió en el trayecto entre los hospitales del Niño y el Juan XXIII. Quizá nuevo intento de liberar de pena y culpa al personal de la casa de acogida infantil. Las instituciones del Estado deben superar su marcada inclinación a socapar y encubrir a los dependientes del propio Estado. En medio de tanta confusión, tardanza e impericia, a la opinión pública le asalta el temor de tener que observar un largo proceso sin conclusión, como el conocido de la niña Patricia que abarca 14 años sin decisión judicial definitiva.