Vallegrande, ciudad histórica y política

Por Clovis Díaz de Oropeza F.


VISTA PANORáMICA DE LA CIUDAD DE VALLEGRANDE Y SUS IMPONENTES MONTAÑAS.
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EL DIARIO, especial.- Desde tiempos muy lejanos, durante la etapa precolombina y la Guerra de la Independencia, Vallegrande, fue parte importante de nuestra historia nacional, cuyos actores mezclaron su sangre derramada en batallas por mantener el derecho a la libertad.

CIUDAD DE JESÚS Y MONTESCLAROS

Desde la Quebrada del Arroyo, al este de la ciudad, se divisan los regios contrastes de la Ciudad de Jesús y Montesclaros de los Caballeros, fundada el 30 de marzo de 1612, diseñada por el capitán español Pedro Lucio de Escalante y Mendoza.

Las primeras casas de aquel poblado, entonces de treinta familias coloniales, estaban resguardadas por una muralla que corría de norte a sur, como defensivo contra el constante hostigamiento de las tribus chiriguanas, que habían mostrado firme decisión de defender su territorio.

Años antes, en 1583, los chiriguanos tomaron sus armas contra los españoles que intentaban colonizar el área. Un año después, enero de 1584, apenas fundada la Villa de San Miguel de La Laguna, los indígenas rebeldes pasaron por las armas a los colonos.

Ante la dramática situación y la diaria inestabilidad de las pequeñas poblaciones fundadas en el territorio chiriguano, la Audiencia colonial, muy preocupada por la vida de sus súbditos, decidió el traslado de la Ciudad de Jesús y Montesclaros de los Caballeros hacia un lugar más seguro y abierto.

Con tal motivo, el 18 de julio de 1618, la Audiencia notificó personalmente al Capitán Pedro Lucio de Escalante y Mendoza, para que junto a los vecinos abandonen la ciudad que, a la fecha, tenía ciertos adelantos.

Las pobladores, en respuesta, solicitaron a la corona española un tiempo prudente para retirarse y dejar atrás lo construido con grandes sacrificios y con la pérdida de muchas vidas. Sin embargo, cambiaron de parecer y juntos, decidieron quedarse, además, porque ya habían ampliado sus huertas, construido viviendas y sobre todo, habían aprendido a querer y amar el lugar como su definitiva pertenencia.

Meses después, alrededor de 5 mil chiriguanos, bajaron el estandarte de la guerra territorial y se aliaron voluntariamente a los pobladores españoles, confundiendo sus costumbres, su lengua y su misma sangre con los colonos hispanos, que vivían en la Ciudad de Jesús y Monstesclaros y otras villas.

La ciudad abrió sus puertas a los bravos chiriguanos que, con su cultura, su talento, sus habilidades y valentía, nutrieron larga descendencia con los colonos llegados de lejanas tierras.

Forjados en aquel espíritu batallador y de solidaridad, la ciudad asimiló gustosa el apelativo de Vallegrande, además de mantener el de Jesús y Montesclaros de los Caballeros, enrolándose en las filas de las montoneras patrióticas del Siglo Diecinueve.

A partir de la Revolución del 16 de julio de 1809, que inició la Guerra de la Independencia, Vallegrande participó activamente en esa etapa liberadora. Cobijó a negros cimarrones, provenientes de Santa Cruz, que se rebelaron contra sus “amos” y que optaron también luchar por la Patria.

En 1811, retumbó el grito libertario en Vallegrande y en 1812, el patriota vallegrandino Ángel Laredo convocó a la ciudad tomar partido por la Independencia. Fue apresado y luego ahorcado por las fuerzas realistas en la ciudad de Cochabamba. En 1813, Vallegrande volvió a retar a los ejércitos coloniales.

En represalia por el alzamiento de partidas guerrilleras de patriotas, el Ejército español movilizó sus tropas sobre la ciudad. Los realistas cortaron las orejas de muchos patriotas vallegrandinos. Encerraron a familias enteras en sus propios hogares, prendieron fuego a las viviendas y colgaron a decenas de patriotas y hasta sospechosos de servir a las fuerzas de la Patria.

El paso del Ejército argentino, al mando del coronel Juan Antonio Alvarez de Arenales, se nutrió en pocos días, de 165 voluntarios vallegrandinos que formaron un batallón muy combativo.

El verdugo de Vallegrande, aún recordado por la historia, fue coronel realista Antonio Landívar, célebre por sus represalias y fiel seguidor de Goyeneche. El 12 de enero de 1825, los soldados de la Patria capturaron al temible brigadier Francisco Javier de Aguilera y lo fusilaron en la plaza vallegrandina.

A partir de aquel heroico 1825, la ciudadanía acompañó con patriotismo y entrega, el desarrollo de nuestra Patria Bolivia y cuando faltan apenas once años para el Bicentenario de Bolivia, es decir el año 2025, la Ciudad de Jesús y Montesclaros de los Caballeros puede jactarse de haber contribuido con personalidades vallegrandinas de gran cultura y visión política al sistema democrático y a la historia nacional de Bolivia. (clovisdiazf@gmail.com).

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