Silvia Edely Ríos Alí
La sociedad mundial está experimentando un terrible fenómeno de cambio, nunca antes visto, que derrumbó el Muro de Berlín; hizo desaparecer a la Alemania comunista; extinguió a una de las superpotencias mundiales, la poderosa Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS) y nada ni nadie puede escapar del él. Es la fuerza que transforma con tecnología la economía, con ideas libres y la libre competencia en el mercado. En este contexto favorable, la ciencia y la tecnología avanzan cada vez a mayor velocidad y muchas transformaciones más se avecinan para el planeta, donde muchas cosas van quedando relegadas, como los monopolios verticalistas y los sindicatos obsoletos del pasado siglo.
CHINA SIN SINDICATOS
China es la segunda economía y potencia comercial más grande del mundo, con un crecimiento tan rápido de su economía que superará a la estadounidense.
El secreto del crecimiento económico chino se debe, básicamente, a la fabricación de productos con mano de obra barata, alimentos baratos, sin sindicatos que aíslan las inversiones, productividad relativamente alta, una política gubernamental favorable, con enorme superávit comercial. Las empresas controladas por capitales privados representan más de dos tercios de la economía y el peso de la propiedad pública es muy pequeño. Las inversiones extranjeras generan desarrollo tecnológico y fuentes de empleos para más de mil millones de chinos.
En China los sindicatos no fijan los precios ni salarios, sino la “economía socialista de mercado” (liberal), de acuerdo con la oferta y la demanda, donde todos libremente pueden trabajar y comerciar, sin necesidad de pertenecer a algún sindicato.
Por el contrario, en Bolivia para vender, negociar y trabajar hay que sindicalizarse, pagando los derechos de ingreso e inscripción, cuotas continuas, más que los impuestos de ley.
Haciendo una evaluación, el sindicalismo no benefició al país, contrariamente, resultó ser un elemento de atraso, hambre, discriminador y perjudicial para el desarrollo. Los beneficiados fueron unos pocos que lucraron a costa del sindicalismo. De los más de 10 millones de habitantes, el 8% es sindicalizado y el 92% no.
TRANSPORTE
El transporte sindicalizado obstaculiza la libre competencia en las rutas y en los pasajes. Sus integrantes se convirtieron en empresarios millonarios, con muchos buses, microbuses y minibuses, a costa del hambre del pueblo, maltratándolo y cobrándole pasajes por tramos. La prepotencia sindical de “transportistas del sector agrario” no permite el libre transporte ni el libre comercio en las ferias.
SINDICALISMO QUE OBSTACULIZA
El Gobierno nacional busca que todos los bolivianos, sin privilegios, trabajen 8 horas diarias.
En el magisterio la tiranía sindical atenta contra la formación y desarrollo de los recursos humanos de país y es cómplice de la pobreza, atraso y analfabetismo. En el sector rural se trabaja aproximadamente medio periodo del año escolar, sin contar los paros. O se trabaja solamente desde o hasta media semana. Por estas deficiencias de aprendizaje básico muchos campesinos no pueden ingresar en las universidades, ni salir profesionales.
En los sectores sindicalizados de salud hay prepotencia, negligencia y deficiencia si se analiza la atención sanitaria. Inclusive se juega con la vida humana por los repentinos paros y malas maniobras médicas.
CAMPESINOS
El sindicalismo impuesto no benefició a los campesinos, sólo los ha utilizado para el “pongueaje político”, pues siguen rotulando a pulso la tierra, de la que es muy difícil obtener siquiera para el sustento diario. Ningún dirigente sindical defiende a los campesinos que traen productos agropecuarios para vender con precios económicos, directamente del productor al consumidor, Por el contrario, soportan atropellos, agresiones y discriminaciones por parte de los sindicalistas gremiales (intermediarios) del mercado Rodríguez, Garita de Lima, zona Cementerio, Ceja de El Alto y otros. El sindicalismo no es para campesinos, porque son pequeños propietarios que luchan por mejores precios para sus productos, al contrario de los sindicatos asalariados que pelean por disminuir los precios.
El sindicalismo discriminador beneficia a pocos y perjudica el progreso de millones de no sindicalizados, con tiranías, paros y bloqueos. Estos males deben desaparecer, para que todos puedan vender, comerciar y trabajar libremente, sin necesidad de sindicalizarse, para salir de la pobreza y el atraso y ¡vivir bien!
edely@hotmail.com
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