El sistema judicial del país era objeto de sendas críticas desde el siglo pasado y desde entonces diversos gobiernos emprendieron medidas para darle efectividad y poner fin a diversos problemas de los que era objeto de forma sistemática. Las soluciones adoptadas tuvieron alguna efectividad, pero la situación judicial siguió siendo criticada.
A principios del presente siglo, el país intentó cambios estructurales y el gobierno encabezado por Evo Morales se propuso hacer que la justicia deje de ser ineficiente y víctima de críticas, haciéndose necesaria una reforma de fondo. En efecto, el Gobierno empezó, en ese sentido, dictando una serie de leyes, pero al ver que no funcionaban acudió a un proyecto de reforma con el que consideró que los males iban a terminar definitivamente. La receta más eficaz fue la elección de magistrados por vía de voto popular, medida que se efectuó en medio de una serie de comentarios adversos de profesionales y políticos, aunque la enérgica decisión gubernativa no dio brazo a torcer, asegurando, además, que el intento tendría éxito absoluto.
Sin embargo, pasado poco tiempo, la medicina resultó peor que la enfermedad y las denuncias de corrupción y otros delitos se manifestaron en progresión geométrica, al extremo que el Gobierno autor de las reformas reconoció que su iniciativa revolucionaria fracasó, debía dar marchas atrás y proponer nuevas fórmulas de solución.
Ahora nos encontramos en el momento en que dizque se procederá a una “revolución judicial”, aunque sin mayores luces y acudiendo a los mismos procedimientos que en la primera reforma, cayendo así en una práctica empírica, es decir remitirse a la experiencia sensorial como única fuente del saber y que se fundamenta en la experiencia, sistema que subestima las abstracciones y las teorías científicas del conocimiento y niega la interdependencia del pensar. Es más, se quiere reducir al análisis lógico del lenguaje, no sólo sintáctico sino, además, semántico, al estilo del Siglo decimonónico. Así, al insistir en el error, se estaría cayendo en el absurdo. Es más, en vez de corregir el error, se lo estaría repitiendo en forma deliberada, por lo que la operación será un éxito, pero el enfermo morirá. Así la crisis judicial seguirá creciendo, se hará ingentes gastos, etc., es decir que a corto plazo habrá que empezar de nuevo en un círculo vicioso interminable.
En todo caso, la justicia boliviana deberá desechar la ideología populista dominante, ya tantas veces denunciada, y que la reforma sea vista con la máxima amplitud y siguiendo con las grandes lecciones de la historia. Al igual que en el caso de la guerra, que es una cosa muy seria para ser dirigida por los militares, en esta reforma se debe considerar que la justicia es algo muy serio para ser dirigido por los abogados.
También será necesario enfrentar otros aspectos de la crisis general que sufre el país y deben ser objeto de reformas los poderes Ejecutivo y Legislativo, que también se encuentran en crítico estado, incluyendo sus mecanismos militares y policiales, ya que sería todo el aparato estatal del país el que se encuentra padeciendo una situación poco optimista y que se está poniendo al desnudo con la caída de los precios de las materias primas, el bajón de las altas cotizaciones que mantuvo el imperio durante los diez últimos años y que ahora ha empezado a hacerlas caer.
Como indicó un organismo internacional habrá que aprovechar las circunstancias para resolver grandes problemas de fondo que siguen existiendo en el país y que durante los últimos años fueron ocultados por una cortina de humo de un supuesto “blindaje”, detrás del cual se esconden tenebrosos problemas. El problema es político y deberá ser resuelto por políticos y no visto como un hecho aislado que niega que en la base figure el mundo objetivo.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |