Me sorprende -y aplaudo- el optimismo de quienes mantienen su “fe” por la forma de gobierno en la república de Cuba y su modelo económico “socialista”, tras el anuncio de “mejorar” relaciones entre Cuba y EEUU, que dicho sea de paso sería un “alivio” para el estoico (léase, ecuánime ante la desgracia) pueblo que sigue “sufriendo” los rigores de un injusto embargo, por no “alinearse” a los cambios que -siempre- el imperio cíclicamente ha promovido en los países (sujetos de expansión) de y para su intereses.
¿Cuál el objeto de este cambio imperial? Mantener su “influencia -política- hegemónica” y por ello recurre a cualquier argucia (Maquiavelo). Es de conocimiento general que el capitalismo de USA está de capa caída, y, advierte como un “riesgo” la oferta de Xi Jinping presidente de la segunda economía del mundo que ofreció -un cambio (neoimperial)- en el Gran palacio del pueblo (casa del pueblo en Bolivia con el MAS) de la Celac-China invertir 250.000 MM $us en Latinoamérica, a cambio, de aumentar su influencia (política) en la región.
Eduardo Galeano connota que USA debe su “poderío”, entre otros, a la información de su (permanente) “investigación” (por parte de algunos “turistas”) que le permiten conocer las fortalezas y debilidades de Latinoamérica para fortalecer sus estrategias económicas para proponer “cambios”. Establecer un “libre comercio” no es nuevo”. USA siempre ha promovido “cambios capitalistas” definiendo su objeto que le genera algunos éxitos (lo que no ocurre con algunos gobiernos populistas que no definen el objeto del cambio). Como sea, este injusto embargo que llevó a la “ruina” de la isla fue advertido por el Papa Francisco, por lo que tuvo que promover negociaciones secretas con la intervención de la Cancillería de Canadá, el Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin; arribando a un “acuerdo” el 17 de diciembre de 2014 para restablecer relaciones diplomáticas (similar con las relaciones con China y Vietnam).
El objeto del “acuerdo” denota: 1) económicamente es capitalista, y 2) políticamente es “socialista”. El embargo producto de las expropiaciones de propiedades y compañías estadounidenses tras la Revolución, hiso que USA tome medidas desde 1960 con una total exclusión de alimentos y medicinas, y que “mejoró” por los subsidios de la (ex) URSS que limitaron este negativo impacto hasta los 80, cuando se “reduce” esta “ayuda” a 6.000 MM $us por año. Por ello, algunos países socialistas apoyaron sus exportaciones, suministro de petróleo y maquinaria.
En consecuencia, Cuba al borde del colapso tuvo (que mutar) aceptar estos “cambios” capitalista -pero- manteniendo (políticamente) su rasgo “socialista” (casi igual que China). Robert Menéndez (Senador demócrata) sustenta ello: “este acuerdo tienen su propias limitaciones, pues él no incluye ninguna exigencia en materia de democracia y derechos humanos”. En consecuencia, no hay necesidad de ser un erudito para percatarse de que Obama y Castro sesgan su “mirada” al interés económico. Por ello -para mí, un pretexto- este acuerdo en base al “embargo” (condenada 23 veces por las NNUU, ahora catalogado por el Papa Francisco, Obama y Castro como “un lastre para ambos países, es un bluf) es parte de un proceso (neocolonial) global, que en sintonía con Maquiavelo, son nuevas formas coloniales que se presentan como cambios capitalistas con cara socialista.
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