Radares y microcámaras forman parte del arsenal con el que los técnicos buscan los restos óseos de Miguel Cervantes entre los escombros de la cripta de la iglesia de las Trinitarias de Madrid.
Los especialistas reanudaron ayer los trabajos para localizar los restos del autor de las andanzas de El Quijote, tanto en los nichos de las paredes como en el suelo de la cripta.
Así lo ha explicado a EFE el georradarista Luis Avial, que ha accedido ayer a la cripta de esta iglesia, de unos setenta metros cuadrados de base y que se encuentra a cinco metros de profundidad, y en cuyas paredes ya se han localizado una treintena de nichos.
El regreso de los investigadores a la iglesia de Las Trinitarias madrileña, considerado Bien de Interés Cultural, ha tenido un parón de varios meses por trámites administrativos y el periodo navideño, tras lo que se inicia ahora esta nueva fase del proyecto.
Dirigida por Avial y por el forense Francisco Etxebarría, en esta segunda fase de la búsqueda del autor del Quijote trabajarán una treintena de especialistas en intervención arqueológica, infografía y fotorradar, análisis antropológico de los restos y estudio de textiles.
Entre ellos se encuentra el alpinista Asier Izaguirre, que se encargará de, si es necesario, introducir en algún nicho el cableado de las microcámaras.
Aunque Avial considera en principio que no habrá más enterramientos en la base de la cripta, tras la retirada de escombros y limpieza, el equipo procede ya desde este fin de semana a realizar pruebas de georradar, termografía infrarroja y fotografía para determinar si hay o no nichos en el suelo.
Según ha relatado el georradarista, estos dos días, además de retirar el material, compuesto en su mayor parte por maderos, estanterías viejas y escombros, se aspirará la zona para limpiar el polvo y evitar que pueda entrar en los nichos.
Se colocarán también sensores de humedad y temperatura para preservar la cripta que, sin contar con los trabajos de búsqueda de los restos de Cervantes, no había sido abierta desde el final de la Guerra Civil (1936-39), ha señalado Avial.
Una vez preparada la zona, ventilada y limpia, será a partir del próximo viernes cuando comience el trabajo de los forenses que, a través de una cámara que se irá introduciendo en los nichos, analizarán los restos óseos de cada uno de ellos para comprobar si alguno pertenece a Miguel de Cervantes.
Estos forenses pueden determinar a través de la cámara, ha dicho Avial, si los restos pertenecen a un hombre, a una mujer o un niño. Por ello, cuando aparezcan algunos de los que se sospeche que puedan pertenecer al autor de “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”, se abrirá el nicho para analizarlos, ha explicado Aviar.
Miguel de Cervantes, que nació en Alcalá de Henares en 1547 y murió en Madrid en 1616, fue enterrado junto a su esposa Catalina Salazar con un modesto hábito de la orden terciaria y sin objetos personales o adornos.
Para su identificación hay otras pistas: su gran nariz, el hecho de que sólo le quedaban seis dientes y las señales que pudieron dejar en su esqueleto los dos arcabuzazos recibidos en el pecho y otro en la mano izquierda sufridos en 1571 en la Batalla de Lepanto.
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