Ciudad del Vaticano.- La Santa Sede ha decidido quedarse con la distribución de los populares pergaminos bendecidos por el Papa, una decisión criticada por los artesanos que los realizaban y que ahora, según lamentan, ven menguar sus ingresos considerablemente.
Y es que el Vaticano es un lugar de culto pero también le rodean tiendas, puestos y anticuarios que venden al turista o al peregrino un recuerdo que llevarse al bolsillo, en su mayoría de temática sacra, publicó Efe.
Entre los objetos a la venta está el pergamino del Papa, un diploma con la foto del pontífice de turno y su sello que muchas personas adquieren para regalárselo a sus seres queridos, dado que portan implícita la bendición apostólica.
Tradicionalmente este documento ha sido realizado por calígrafos y artesanos que, después de decorar el papel en sus talleres, acudían a la Limosnería pontificia para comprar la bendición en forma de sello por el precio consensuado de tres euros, una suerte de impuesto directo.
Después vendían el adorno, ya bendito, por un valor de entre 7 y 50 euros, dependiendo de la calidad o el esmero con el que estaba realizado.
Sin embargo, desde hace algunos meses, el papa Francisco ha decidido poner fin a esta práctica y ha optado por prohibir su distribución fuera de los muros leoninos, siguiendo una iniciativa ya meditada pero no ejecutada por su antecesor, Benedicto XVI.
El pasado abril, los artesanos y vendedores recibieron una misiva firmada por el limosnero Konrad Krajewsky con la que les comunicaba que a partir del primer día de este año no podrían venderlo más.
En la carta, a la que tuvo acceso Efe, el obispo polaco recuerda que el objetivo del órgano que dirige es “ejercer la caridad hacia los pobres en nombre del pontífice” y que ya León XIII (1879-1903) dio al limosnero la facultad de conceder la bendición mediante diplomas.
Desde hace décadas el Vaticano permitió su venta en negocios externos y privados dado el enorme número de peticiones que recibía pero en la actualidad esta cuestión ha sido solucionada mediante el empleo de la tecnología.
La Santa Sede ha puesto en marcha un portal de internet en el que se puede solicitar fácilmente la expedición del pergamino y cuyo precio varía entre los 13 y los 25 euros, además de los gastos de envío.
Además, el Papa argentino permite desde septiembre que la bendición en pergamino sea también distribuida por sus nuncios, los diplomáticos vaticanos repartidos por todo el mundo.
Como era de esperar, la decisión ha provocado el enfado de los calígrafos y vendedores, que han visto esfumarse una oportunidad de negocio que representaba, en muchas ocasiones, un porcentaje elevado en sus cuentas.
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