Productores de uva y derivados han hecho una reclamación de urgencia al Gobierno, pidiendo que se adopte medidas proteccionistas contra el libre comercio y el contrabando de ese importante producto agrícola que genera alrededor de cuatro mil empleos, abarca casi tres mil hectáreas y aporta al Estado cerca de 14 millones de dólares al año.
Los productores de uva de Cochabamba, Chuquisaca y Santa Cruz, representados por los de Tarija, señalaron que su producción del fruto y la fabricación de vino y singani están en situación crítica, en vista del ingreso al país de grandes cantidades de uva de países como Argentina, Chile y Perú, invasión que además de ilegal y por vía del contrabando, está originando el colapso de ese sector agropecuario, en la misma forma que ocurrió con la manzana nativa, que víctima de la competencia desleal y el libre comercio ha dado muerte a la producción nacional de esa fruta.
Los vinicultores nacionales, con datos estadísticos en mano, revelaron que la producción de uva nacional cubre el 48 por ciento del mercado, la importación legal abastece al 14 por ciento, mientras el contrabando llega al 38 por ciento, referencias realmente importantes que hacen ver que este sector económico se encuentra al borde de la ruina. Así, más a corto que a largo plazo, la importación libre y el contrabando matarán las viñas nacionales.
En tiempos anteriores al presente siglo, la producción de uva cubría todos los requerimientos del consumo urbano en proporciones considerables, lo que hacía innecesaria en absoluto la importación de este producto. Al mismo tiempo, se debe recordar (como en el caso de Luribay y otros valles de La Paz) que el rendimiento de esta fruta también servía tanto para la industrialización como para exportación, pudiendo decirse ahora que por falta de visión de diversos gobiernos, ese aspecto tan favorable ha dejado de existir y cientos de familias han dejado abandonado este renglón frutícola y, a la par, otros cientos de hectáreas ya no son cultivados.
La catástrofe que revela la producción de uva, se destaca en datos numéricos que señalan que el país produce 19 millones de dólares de este producto, mientras la importación alcanza 6 millones de dólares y por contrabando ingresan al país alrededor de 38 millones de dólares, referencias que permiten concluir que este estado de cosas seguirá empeorando, si se toma en cuenta que a mediados del Siglo XX la producción propia inclusive generaba ingreso de divisas para el Estado, sin incluir la producción y exportación de vinos y singanis en decenas de trapiches y falcas que funcionaban especialmente en los valles de La Paz y hoy no existen.
Frente a esa grave situación, los productores de esta fruta piden con urgencia que el Gobierno prohíba el ingreso de uva extranjera, por lo menos por 120 días, por vía de las fronteras chilena, argentina y peruana, de tal forma que este sector agropecuario no caiga en la ruina y más bien se convierta en sostén confiable para asegurar la seguridad alimentaria del pueblo boliviano, propuesta que recibirá la solidaridad del pueblo. Es más, los valles de todo el país, en especial de La Paz -que recuerdan a las viñas de ira-, sentirán alivio frente a la crisis en que se encuentran.
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