El español vuelve al tenis luego de más de dos meses de estar al margen por una operación.
Rafael Nadal sacó adelante un partido agónico, a la desesperada y casi sin fuerzas después de cuatro horas y 12 minutos de angustia, con mareos, deshidratación y calambres incluidos, y venció con un esfuerzo sobrehumano al estadounidense Tim Smyczek por 6-2, 3-6, 6-7 (2), 6-3 y 7-5, para ganar la tercera ronda del Abierto de Australia.
“Una noche muy dura”, dijo Nadal sobre la pista, quien aprovechó la oportunidad para calificar a su rival de “caballero por lo que ha hecho al final, algo que no todo el mundo hace con 6-5 en el quinto set”, al referirse a la repetición de primer saque que Smyczek le concedió tras el murmullo del público que había desconcertado a Rafa. “Había mucha humedad, intenté lo mejor, pero no sé lo que me ha pasado. Ha sido un problema gástrico, creo, he tenido malas sensaciones y deshidratación al finalizar el primer set, y algunos calambres por alguna parte”, explicó.
“Estaba muy cansado, he tratado de mantener la mejor actitud, pero es algo lógico, porque no estoy perfecto después de estar tanto tiempo fuera del circuito”, añadió para resumir todo lo que había pasado en ese dramático encuentro.
Smyczek parecía el rival perfecto para que Nadal se rodase más. Situado en el puesto 112 del mundo, más acostumbrado a la lucha en estas pistas este año, con tres victorias en la fase de clasificación y la primera en el cuadro principal, y que había asegurado que si no tuviera la más mínima oportunidad de ganar, no saltaría a la pista. EFE
EL ESPAÑOL LA PASÓ MUY MAL
“Estaba muy mal y sabía que si continuaba en esa caída física hacia abajo, estaba cerca del desmayo”, comentó Rafael Nadal, que aseguró que estaba a punto de desmayarse en el partido contra Tim Smyczek.
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