Mientras la justicia de Argentina sigue investigando la muerte del fiscal federal Alberto Nisman –calificada por la fiscalía como “dudosa”, por ahora– muchos se preguntan qué hay detrás de un deceso que ha generado una de las peores tormentas políticas en la historia reciente del país. Entretanto, los cacerolazos y manifestaciones reavivaron de norte a sur contra el Gobierno al que hacen responsable de lo sucedido y al que apenas le quedan nueve meses de vida.
La muerte de Nisman, que fue hallado con un disparo en la cabeza el domingo por la noche en su hogar en Buenos Aires, ocurrió pocas horas antes de que el fiscal debiera presentarse ante el Congreso para brindar evidencias de una fuerte acusación contra la presidenta de la nación, Cristina Fernández de Kirchner.
Nisman había denunciado ante la justicia a la mandataria y a otros funcionarios del gobierno por supuestamente firmar un acuerdo con Irán para encubrir a los presuntos autores intelectuales del atentado de 1994 contra la sede del centro comunitario Asociación Mutual Israelí de Argentina (AMIA), que dejó 85 muertos.
Tras su deceso lo que queda son muchas preguntas.