Algo de Juana Azurduy de Padilla

Juana Azurduy de Padilla nació en la ciudad de Chuquisaca, el 12 de julio de 1780, hija legítima de Matías Azurduy y de Eulalia Bermúdez, bautizada en la Parroquia de Santo Domingo de Chuquisaca, por José Rodríguez Párraga, teniente del cura rector, con óleo y chrisma; fue padrino de bautizo, Fr. Tadeo Pajuelo de la orden de los ermitaños.

Doña Juana falleció el 25 de mayo de 1862 en su casa de la ciudad de Sucre, en comunión, y con una edad mayor a los ochenta años, vecina de la parroquia de San Sebastián, asistida por el párroco franciscano, recibiendo todos los sacramentos necesarios, rezado de oficio con cruz baja, para ser luego sepultada en el Panteón General de Sucre.

Ambos documentos de nacimiento y defunción se encuentran en los archivos de la Sociedad Geográfica de Sucre.

Casada con el guerrillero Manuel Ascencio Padilla, más tarde nombrado coronel, tuvo cuatro hijos: los mayores eran Mariano y Manuel, y las menores Mercedes y Juliana.

Doña Juana Manuela, mujer de temple, sacrificada patriota, combatió junto a su esposo, en los lugares más inhóspitos de las comarcas del Alto Perú. El continuo batallar y esa vida cargada de sufrimientos e inclemencias, hizo que paulatinamente vaya perdiendo a sus pequeños hijos.

Los Padilla lucharon junto a otros guerrilleros, en las llanuras de Santa Cruz; se trataba del coronel Ignacio Warnes, aguerrido patriota, nombrado Gobernador por Belgrano. Sufrió la terrible derrota del Pari, en la que el realista Aguilera abatió a las fuerzas patriotas, muriendo en combate el valeroso Warnes el 21 de noviembre de 1817.

El terror de los patriotas era Aguilera, oficial realista de carrera, sanguinario, juró eliminar patriotas, colocando sus cabezas en picas en las entradas de los pueblos, como un escarmiento sangriento a los patriotas.

En la localidad del Villar, cerca de La Laguna, Aguilera derrotó a los patriotas, sorprendiéndolos, y obligándolos a una fuga, sólo doña Juana logró salvarse. Siendo decapitado el coronel Manuel Ascencio Padilla, su cabeza fue colocada en una pica, a la entrada del pueblo de La Laguna.

Juana tuvo un asistente, Juan Huallparrimachi, que comandaba a los honderos, era poeta, y de origen noble, su madre era hija del Inca Huáscar y su padre el ex intendente de Potosí: Francisco de Paula Sanz, de quien se decía era hijo del rey Carlos IV. Juan Huallparimachi murió, pese a los cuidados de doña Juana, en la batalla del cerro de Carretas, cerca de Tarabuco, el 2 de agosto de 1814.

Doña Juana continuó luchando y batallando, junto a sus fuerzas guerrilleras, sin embargo en una de sus derrotas, tuvo que huir hacia el sur, pasando por Tupiza, Humahuaca, llegando a Salta, cobijándose en casa de la familia Puch, de patriotas por excelencia. Allí conoció al famoso coronel gaucho Martín Güemes, y a su hermana Magdalena, conocida en las luchas guerrilleras como “la Macacha”.

Vuelta a la lucha, Juana Azurduy recibió el grado de Coronela de las fuerzas patriotas, sus hazañas en las luchas por la independencia eran comentadas en la Argentina y el Alto Perú. Respetada y reconocida por su valor, doña Juana se retiró a Sucre.

Allí recibió la visita personal del Libertador Simón Bolívar, quien le concedió una pensión vitalicia.

Doña Juana Manuela recibió un ascenso póstumo como General de los ejércitos patriotas, otorgado por el Gobierno argentino.

Sociedad Bolivariana de Bolivia. Fundada en 1936.