En un avance pionero que seguramente abrirá muchas puertas del progreso científico y tecnológico, unos investigadores han conseguido hacer crecer tejido de músculo esquelético que se contrae y responde como el tejido nativo frente a los estímulos externos, tales como pulsos eléctricos, señales bioquímicas y fármacos.
El equipo de Nenad Bursac y Lauran Madden, de la Universidad Duke, en Durham, Carolina del Norte, Estados Unidos, empezó con una pequeña muestra de células humanas que ya habían progresado más allá del estado de células madre pero que aún no se habían convertido en tejido muscular. Expandieron estos precursores miogénicos en más de mil veces, y después los colocaron dentro de un andamio especial para crecimiento de tejidos celulares, provisto de un gel nutritivo que permitió a las células formar fibras musculares funcionales y alineadas.
La primera aplicación práctica de los tejidos musculares que se cultiven mediante este proceso será probar nuevos fármacos y estudiar enfermedades en músculo humano funcional, fuera del cuerpo humano, sin necesidad de recurrir a personas.
De este modo, se podrán hacer pruebas ambiciosas para ensayos clínicos en una simple placa de Petri. Así, será factible probar la eficacia y seguridad de fármacos sin poner en peligro la salud del paciente y también reproducir las señales funcionales y bioquímicas de las enfermedades, en especial las raras y aquellas para las que resulta difícil recurrir a biopsias de músculo.
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